Estamos desbordados por un tropel de gente que, cuando fallece un poeta o un pintor, llegan a la casa al tiempo que el encargado de las pompas fúnebrea y olvidan que su unico deber es comportarse como si fueran mudos. Pero no hablemos de ellos. Son tan solo los ladrones de cadáveres de la literatura. El polvo se le da a uno, las cenizas a otro y el alma queda fuera de su alcance..... ÓSCAR WILDE
Dirección única. Abluciones
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"Y para ver hay que elevar el cuerpo,
la vida entera entrando en la mirada"
Claudio Rodríguez, poema *Hacia la luz*.
El hombre abre l...
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