PLAGIAR COSAS SENSATAS


Cuando se vuelve a ver a alguien después de muchos años, habría que sentarse, el uno frente al otro, y no decir nada durante horas para que, al amparo del silencio, la consternación pudiera saborearse a sí misma. E.M.CIORAN. 

El mes de junio del 2013 publiqué este escrito: 

Reencuentro a un viejo compañero de escuela, hacía muchos años que no nos veíamos. Nos miramos, intentando reconocernos tal como éramos antes. Ha envejecido mal - pienso - y él debe considerar lo mismo de mí. Iniciamos el ritual del recordatorio de estos años y poco después nos despedimos cada uno con la evidencia de la mutua consternación. A veces intento imaginar cómo me ven los demás y siento cierta pena de mí mismo, aunque, bien mirado tampoco es para tanto. Son los otros los que envejecen. 

Me atrevería a afirmar que me traicionó el subconsciente, pues hay demasiada coincidencia en lo que afirmaba Cioran y lo que publiqué; consternación es una palabra que empleo poco y Cioran la usaba a menudo, y eso me hace pensar en este sentido. No fue un plagio consciente pero es evidente que de eso se trata, o tal como decía Joan Fuster, mejor que se escriban plagios de cosas sensatas que no que se escriban tonterías originales.

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