Uno de los recuerdos que tengo de Aguilar de Campoo en Palencia, es el olor dulzón de las galletas recién tostadas que impregna todo el pueblo, más allá, en Marcilla (Navarra) sólo pasar por la carretera se siente la olor del café tostándose, olor deliciosa donde las haya, que también se puede sentir en Mollet pasando por la variante o en otros lugares donde tuesten café.
Cuando Cafés Pont estaban hace años en la calle de San Antonio en el centro de Sabadell, allí mismo tostaban el café y se podía disfrutar su olor por toda la calle. Pero de eso hace mucho tiempo, y en la actualidad, en Barcelona, en la calle Ávila, tienen a un grupo de vecinos, que se quejan del olor del café tostado y del vapor de agua que en forma de humo inunda la zona durante 35 segundos y supone un total de casi 14 minutos al día, según explican en el Periódico de hoy.
Los que se quejan son unos inquilinos de un bloque de protección oficial de construcción reciente. Parece ser que la instalación que tuesta café desde 1969 cumple todos los requisitos legales. Todos no, no cumplen con el requisito de no molestar a los nuevos inquilinos a quienes molesta oler el café recién tostado durante 14 minutos al día en varias secuencias de 35 segundos de tiempo (24). Estos vecinos podrían ser los mismos que en unos pisos que se construyeron ilegalmente al final del Aeropuerto del Prat, se quejaban del ruido de los aviones, o lo mismo ocurre en Sabadell con el Aeropuerto, que está allí desde antes de la guerra y en unos pisos construidos al lado de la vía del tren, los vecinos también se quejan.
Quizás Carmen Fajula y su madre Pepita Soriano tienen la respuesta: "Hemos vivido aquí toda la vida, siempre nos hemos quejado, pero entre nosotros. Pertenecemos a otra generación ....."
La respuesta es más simple, y de hecho poca consideración se debería tener a quien es incapaz de disfrutar del olor del café recién tostado; aquí de lo que se trata es de quejarse de todo y por todo, y en este caso una queja infundada, simplemente por falta de sensibilidad olfativa de los denunciantes que no deben ser cafeteros o simplemente no son ciudadanos 'comme il faut', y pertenecen a la rama de la mosca cojonera, que tanto abunda últimamente en cualquier ciudad, que sólo saben pedir, exigir y reclamar.
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