La calle de las Magnolias, en la Planada del Pintor, es una calle larga y estrecha, con pocos bloques de pisos y muchas casas de planta baja de aquellas que se iban construyendo los inmigrantes en los años sesenta; la calle es limpia, pulida y ordenada, sin bares, tiendas, Farmacia, estanco ni nada que altere su calma colonial.
Por esta calle tranquila bajaba yo esta mañana a las diez y media, cuando una escena cotidiana ha llamado mi atención: un senyor de unos ochenta años bajava de un Renault Clío junto con una chica alta y rubia con un vestido rojo que llevaba a cuestas un niño rubito y blanquito como el de Coriolà en brazos, de no más de un año o año y medio.

La madre, el niño y el abuelo han atravesado la calle y ha llamado la madre al timbre de una casa de enfrente, donde una señora de unos ochenta años se asomaba por la ventana.
'Mira niño ahora verás la abuela...', le decía la madre a un niño que no parecía excesivamente entusiasmado por el hecho. Y, entonces la abuela ha dicho: Hijo mio, como te ha peinado tu madre que pareces Tintin ....

Sin lugar a dudas, la abuela, es una mujer leída, pocas abuelas de ochenta o más años saben del intrépido periodista creado y dibujado por Remi (Hergé).