Se oye y lee a menudo en España esta frase de que "el nacionalismo se cura viajando", "éste no ha salido de su pueblo", "llevan la barretina calada hasta las cejas y les obstruye las ideas", y cosas semejantes, dichas con un patente desprecio.

Suele utilizarse desde la 'meseta' cuando se quiere poner en su sitio a los nacionalistas periféricos que creen que las pequeñas cosas hacen grandes diferencias y creen que se sienten en el fondo y a menudo en la forma, mejores, superiores, que de hecho es la base fundamental de todos los nacionalismos. Cada nacionalismo se cree superior a los demás.

No estaría mal que el nacionalismo o chovinismo se curara yendo a veranear en Alicante o a Extremadura - dicen -, pero todos sabemos que no es así. En muchos casos, la gente utiliza sus viajes o acceso a otras realidades para ensalzar las diferencias, sentirse a gusto consigo mismos, que es este el error precisamente del nacionalismo mesetario, por qué el nacionalismo periférico es muy viajado y en el caso catalán muy visitado por viajeros desde hace muchos años o siglos, lo que hace que no haya estado tan aislado del exterior como el nacionalismo 'mesetario', que es el provinciano, el poco y mal viajado. Sólo hay que ver cómo van de idiomas Pujol y Mas, o Rajoy y Sánchez, esta es la prueba de que quien necesita viajar y salir de su pueblo son precisamente los que hablan de solución al problema que no es del otro sino el suyo, pero para ello hay que saber abrir los ojos y ver más allá de la nariz, y aquí los de la 'meseta' la boina o el sombrero cordobés sí que lo llevan calado hasta las cejas, lo que hace que sigan estando en la inopia, y así les va.