Los chavs, son quienes más han votado a favor del Brexit el pasado jueves, però, ¿quienes són? Owen Jones lo explica en este libro: la demonización de la clase obrera.

Los chavs son, en primer lugar, el subproducto de la desindustrialización acelerada de la economía británica y de la conversión de la City londinense en el nodo financiero mundial (Nicolas Sarkozy llegó a declarar que el Reino Unido “no tenía industria”). En los años setenta el Reino Unido tenía uno de los porcentajes más altos de empleo industrial sobre el empleo total, en torno al 35 por ciento; hoy es del diez por ciento. La apuesta postindustrial neoliberal
tuvo resultados económicos nefastos para la mayoría de la población y asombró por su radicalismo incluso a los reaganianos más entusiastas. Su objetivo declarado era sencillamente conseguir que los más ricos acumularan tanto dinero como fuera posible. Por el camino dejó enormes bolsas de pobreza y marginación en las antiguas comunidades obreras, a las que ahora se achaca su escasa capacidad de emprendimiento.
En segundo lugar, los chavs son el producto de una estrategia deliberada para reconfigurar el mapa político anglosajón destruyendo la capacidad de las organizaciones obreras para actuar como polo de contrapoder. Cuando le preguntaron a Margaret Tatcher cuál había sido su mayor logro respondió: “el nuevo laborismo”. En efecto, la primera ministra británica consiguió que la igualdad desapareciera del mapa político, siguiendo los pasos de la fraternidad. La tercera vía laborista y, tras ella, en mayor o menor medida todo el espectro de la socialdemocracia europea, ha asumido los ideales meritocráticos que tradicionalmente habían sido patrimonio de la tradición conservadora.
Hoy, una de las precomprensiones políticas más firmemente asentadas es que la única igualdad aceptable es la igualdad de oportunidades. Desde este punto de vista, el avance social consiste en eliminar las barreras de entrada que distorsionan los mecanismos de gratificación del esfuerzo individual. Por eso la meritocracia suele ir unida a una pobre consideración de las ocupaciones, la cultura y las comunidades obreras. La clase trabajadora es una situación de la
que conviene a escapar y el programa de la nueva izquierda consiste en tratar de facilitar ese proceso con más eficacia y honestidad que la derecha. Este consenso político, por supuesto, engrana perfectamente con el negacionismo de clase teórico, ya casi estándar en las ciencias sociales contemporáneas. Owen Jones, en cambio, propone una recuperación amplia e intuitiva de las clases sociales como un marco conceptual imprescindible para entender la dinámica política contemporánea.
Hay algo insidioso en la pretensión de que ya no hay clases en la Gran Bretaña actual. Apenas pasa un día sin que algún político o comentarista rinda homenaje a la “meritocracia” o a la idea de que cualquiera con el talento y la determinación suficientes puede prosperar en la Gran Bretaña actual. La trágica ironía es que el mito de la sociedad sin clases ganaba terreno a medida que se iba amañando la sociedad a favor de la clase media. Gran Bretaña sigue tan dividida en clases como siempre.

Chavs - la demonització de la classe obrera
Owen Jones - César Rendueles
cesar.rendueles@cps.ucm.es Universidad Complutense de Madrid



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  • ... en Escocia y Gales, un gran número de votantes de la clase trabajadora se pasó a los partidos nacionalistas, que los acogieron con los brazos abiertos. Pero eso pasó en Escocia y Gales.