Hay cosas que no las entiendo pero las comprendo, hay cosas que las entiendo y las comprendo, pero hay que ni las entiendo ni las comprendo. Una de ellas serían los tatuajes. Posiblemente será una cuestión generacional, ya que antes los que se tatuaban solían ser marineros, legionarios o drogadictos - gente de mala vida, que se decía - refiriéndose en el caso de los marineros a los más bravucones y folloneros.
Sinceramente, no lo encuentro estético y en los casos exagerados donde se tatúan los brazos el torso o la espalda, lo encuentro de mal gusto, igual que los pircings que también están de moda. De hecho, me remite a ritos y costumbres tribales que en nuestra supuesta modernidad deberían haberse erradicado.
Sólo faltaba que se empezáran a tatuar futbolistas para que la moda se extendiera.
Además, dentro de unos años veremos en los geriátricos abuelos y abuelas con los colgajos donde se desdibujaran los tatuajes, y que quieren que les diga: como el chiste del tatuaje en el pene en descanso que luce: RECOPLA que al estirarse se puede leer todo el tatuaje con este texto: recuerdo de una noche de amor en Constantinopla,
A medida que haya cada vez más, supongo que me iré acostumbrando, porque cuando me atrae alguien en algún comercio tatuado/a, francamente, me molesta y me consta por una persona cercana excesivamente tatuada, que en algún trabajo de cara al público le ha traído algún problema.
Escucho hoy que hablan en Islandia en Rac1, como intentan justificar el hecho de tatuarse, que si es único en tu piel, que si es una manera de comunicarse, que quieren que les diga: amor de madre, es el clásico , y es que tanto el hecho de tatuarse como los piercings no deja de ser un paso atrás, como dejarse barba o bigote; si hemos evolucionado como especie en nuestro habitat urbano, barbas, bigotes, piercings o tatuajes no son necesarios ni tienen cabida ni sentido, es lo que vendria a ser una moda vintage que dirían, o falta de confianza en uno mismo y así pretender destacar de los demás. Será que me estoy haciendo mayor o que los otros no han acabado de crecer.