Al igual que otros grandes inventos, internet se usa también para hacer el mal o incurrir en la imbecilidad.
Cada vez que Kim Kardashian cuelga en Instagram una nueva foto de su culo, nos hace a todos un poco más idiotas, aunque hay que decir en su descargo que, por lo menos, el material que ofrece puede ser de cierto interés. Nada que ver con el youtuber apodado Reset, quien le daba a un mendigo galletas rellenas de pasta dentífrica para reírse de sus retortijones, que subía a la red para alegría de otras lumbreras. Definitivamente, las redes sociales contribuyen de forma muy notable a la estupidez que parece extenderse por doquier en la época miserable que nos ha tocado vivir. Y aunque soy consciente de que la denuncia de la idiotez circundante se ha dado en épocas anteriores, la actual ofrece muestras indudables de que no vamos por el mejor de los caminos: lo del culo de Kim o lo del graciosillo de la pasta de dientes resulta casi irrelevante en comparación con cimas de la estupidez contemporánea como el brexit o el triunfo de Donald Trump, pero las pequeñas cosas, como nos recordaba hace años el Capità Enciam de TV-3, son poderosas.
MEMECES QUE HABRÍA QUE DESCARTAR
Forma parte de la condición humana, me temo, que todo gran invento acabe siendo utilizado para hacer el mal o incurrir en la imbecilidad. Es lo que ha pasado con internet, que además de para muchas cosas buenas también sirve para el intercambio de archivos pedófilos o potenciar modas mostrencas. Pienso en dos de las más recientes, las llamadas mannequin challenge y dead pose challenge, en la línea del cubo de agua fría que la gente se tiraba por encima hace unos pocos años para contribuir a ya no recuerdo qué. La primera consiste en estarse quieto como un palo mientras te graban, y cuanta más gente, mejor; la segunda va de hacerse el muerto, y algunas muestras están muy logradas, como la foto ya célebre de los dos ahorcados. La pregunta es: ¿por qué triunfan estas chorradas? ¿Por qué se apunta la gente en vez de descartarlas como memeces con las que se pierde y se hace perder el tiempo?
Estas absurdas challenges están en la línea de las famosas flashmobs, consistentes en reunir, por poner un ejemplo igualmente idiota, a 40.000 personas en la plaza Roja de Moscú a cantar Wake me up before you go, go con una coreografía diseñada para la ocasión. Y si se puede entrar en el Libro Guinness de los Récords, que es otra colosal aportación a la tontería mundial, mejor que mejor.
MÁS TONTOS QUE AYER, PERO MENOS QUE MAÑANA
¿Y qué me dicen del Día sin Pantalones? Cada año vemos en los telediarios a un montón de gente que se sube al metro en ropa interior porque, al parecer, es algo divertidísimo que, además, se puede grabar y, lo acertaron, subir a las redes sociales, para que sus participantes puedan comparar sus respectivos calzoncillos y deducir si han arrasado o si se van a tener que esmerar un poco más el año que viene.
Ya sé que el brexit, Donald Trump o las pruebas nucleares de Kim Jong-un son mucho más preocupantes que las memeces aquí registradas, pero yo creo que todas esas gotas malayas contribuyen a que hoy seamos más tontos que ayer, pero menos que mañana.
RAMÓN DE ESPAÑA
ELPERIODICO.COM
0 Comentarios:
Publicar un comentario