DEL ESTADO DE CONCIENCIA


Tener estado de conciencia en los tiempos que nos han tocado vivir, conlleva caer en la angustia, la crispación, la desesperación o la indiferencia. Un ciudadano consciente, es una persona que intenta y pretende estar informado. Por lo tanto, lee el o los diarios que considera oportuno, escucha... la o las radios y ve la o las Televisiones que tiene a su alcance y se conecta a Internet. Obviamente pues, este ciudadano, de entrada está saturado de información, que es incapaz de digerir, analizar y racionalizar, básicamente porque lo único que recibe en el caso de los tres medios informativos mencionados, es saturación y desinformación.
Hay muy poco análisis a su alcance y además, siempre con la duda de a qué intereses sirve el analista, por más honesto que sobre el papel pueda parecer. La proliferación de noticias casi negativas, el constante ir y venir de siglas, incomprensibles en más de uno o más casos.

El goteo de declaraciones y contra declaraciones, la cantidad de inexactitudes que constantemente escucha cuando tocan un tema que uno más o menos conoce, etc. etc. Entonces, el ciudadano quiere llegar a todas partes, pretende ayudar a todos, no tiene voz para opinar o replicar - el tiempo es escaso por los oyentes a radios y diarios - y se enroca en sí mismo, hasta llegar al estado de angustia que decía en principio. O bien, y aún es peor o más preocupante, puede llegar a caer en un estado de total y absoluta indiferencia.
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No pretendo criminalizar los medios, entre otras cosas por que ya lo hacen ellos solos, pero si es cierto que una misma noticia, tiene un alcance y un tratamiento muy diferente según el medio que la difunde. Eso si la llega a difundir. No hace falta que me tome la molestia de darle ejemplos prácticos. Mañana mismo, comprad tres o cuatro diarios, escuchad las noticias del mismo número de radios y ved los Telenoticias de varias cadenas, y observaréis la magnitud del fenómeno. 
No puedes confiar tampoco de Internet, que en algún momento algún iluso pensó que era el último reducto de libertad que nos quedaba, aunque si es cierto que es quizás el que más se parece, pero no olvidemos que de momento todavía estamos en la época del Salvaje Oeste, aunque también están empezando a intentar controlarlo los Gobiernos democráticos, de los demás ya ni hablemos.
Es difícil, pero a medida que va pasando el tiempo según de dónde venga la noticia, la información, como uno ya sabe de qué pie calza el informador o el medio informador, se toma con cautela la noticia mientras intenta contrastarla. Aún así no es fácil y a menudo caes en la trampa que te han parado y te tragas más de una noticia tendenciosa o manipulada.
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El Ministerio de la verdad funciona cada vez mejor hasta el punto que somos incapaces de saber con certeza la verdad sobre cualquier hecho, tanto si es cercano como lejano, es la consagración del estado de la desinformación cuando parecía que con los medios de que disponemos, deberíamos estar mejor informados que nunca en la historia de la humanidad. ¡Pues no es así! seguimos sin saber con certeza nada de todo lo que pasa a nuestro alrededor.

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