Tener estado de conciencia en los tiempos que nos han tocado vivir, es un coste elevado y se hace pesado. Un ciudadano consciente, es una persona que intenta y pretende estar informado. Por lo tanto, lee el, o los diarios que considera oportuno, escucha o las radios y ve la o las Televisiones que tiene a su alcance y se conecta a Internet. Obviamente pues, este ciudadano, de entrada está saturado de información, que es incapaz de digerir, analizar y racionalizar, básicamente porque el único que recibe en el caso de los tres medios informativos mencionados, es saturación y desinformación. Hay muy poco análisis a su alcance y además, siempre con la duda de a qué intereses sirve el analista, por más honesto que sobre el papel pueda parecer.

La proliferación de noticias casi siempre negativas, el constante ir y venir de siglas, incomprensibles en más de uno o más casos. El goteo de declaraciones y contra declaraciones, la cantidad de inexactitudes que constantemente escucha cuando tocan un tema que él más o menos conoce, el imperio de la posverdad.... etc. etc. Entonces, el ciudadano quiere llegar a todas partes, pretende ayudar a todo el mundo, no tiene voz para opinar o replicar - el tiempo es escaso por los oyentes en radios y periódicos - y este ciudadano va enrocándose en sí mismo, hasta llegar al estado de angustia que decía al principio. O bien, y aún es peor o más preocupante, puede llegar a caer en un estado de total y absoluta indiferencia.
No me sorprendería si no existe ya, un movimiento ciudadano de desconexión, de autismo cibernético, es decir, dejar de ver la Tele, de escuchar la radio, leer los periódicos y silenciar el móvil, con todas sus app, whatsapp, Facebook, Twitter y instagram. Vivir ignorante e ignorado como decía Gil de Biedma, y ​​no hay que comportarse como los Amish, simplemente se trata de desconectar. En cierto modo poco a poco lo estoy haciendo; en casa, la tele sólo es para ver fútbol y películas, el móvil no tiene más aplicación que una del tiempo que poco acierta, y recibe y hace llamadas, ¡ah! y Miquel a veces me envía SMS, de periódicos ya leo solo los digitales y porque me cuesta desconectar del ordenador y de los blogs que forman una parte importante de mi vida, pero también es cierto que cada vez le dedico menos tiempo al ordenador y más a caminar, salir con la bici y la lectura pausada y calmada, siempre con el trasfondo de la radio. Y aquí entramos en lo que no me puedo desconectar, es de la radio, que me acompaña todas las horas que estoy despierto, salvo en las comidas (sin tele). Y en la radio no sólo existe la hablada, hay también algo de lo que aún me cuesta más desconectar y ella me sirve: la música.