VA POR USTEDES


Pedro Antonio Sánchez se ha sacrificado por la gente. Así, en general. Dice que deja la presidencia de Murcia para evitar que los ciudadanos tengan que verse sometidos a un gobierno tripartito, como si cualquier alternativa que no pase por el PP fuera una plaga divina. O yo o el caos. Puede ser hasta comprensible que un tripartito le resulte poco práctico. Pero hombre, donde Sánchez dice «la gente» lea usted «Rajoy», que es quien le quita el cargo. Se sacrifica, sí, porque lo que él querría sería seguir aun a costa de tener que dividir su tiempo entre el Gobierno y los juzgados.

No está intentando hacer una buena obra por los murcianos, por mucho que los suyos le hayan despedido entre abrazos y aplausos. Está obedeciendo a su partido, que entró en pánico en el momento en el que la oposición anunció una auditoría interna de los años de gobierno del PP en cuanto triunfara la moción de censura. Y han sido necesarias dos causas judiciales abiertas para que este señor llegue a la conclusión de que igual su autoridad moral estaba siendo cuestionada y estaba creando cierta alarma social.
En mi opinión, esconderse detrás de la gente, como si Sánchez estuviera en la cabeza de todos los ciudadanos, echa para atrás. Pero es que, además, si tanto le preocupan los murcianos, ¿por qué les mintió? ¿Por qué dijo que dimitiría si era imputado y luego se atornilló al cargo? Y por cierto, ¿qué habría dicho este mártir del PP murciano si un alto cargo de la oposición, de un partido investigado, se va de cañas con el juez horas después de interrogar a uno de los suyos por corrupción?

Y luego está la gestión que, una vez más, ha hecho el PP mariano de este asunto. La primera reacción de Rajoy, ante la amenaza de imputación del mártir en el 'caso Auditorio', fue apoyarle públicamente con entusiasmo. Hizo lo de siempre y acertó como nunca, concretamente. Después, una vez imputado Sánchez, el PP dijo que iba a aguantar por respeto a la presunción de inocencia, a pesar de que Ciudadanos ya amenazaba con quitarles el gobierno regional y todos intuíamos que iba a ser muy difícil aguantar la presión.

Luego, viendo que Albert Rivera no se bajaba del burro, Génova empezó a flaquear en privado, sentenciando así al imputado. Y al final, ante la colección de causas judiciales, el PP presionó a Sánchez para que se marchara. Les costó un poco, porque después de la muerte de Rita Barberá querían hacer las cosas de otra manera.

Y así ha sido. Rajoy ha echado a Sánchez pero solo de la presidencia del Gobierno murciano, para dejar claro que aún confían en él. Ese ha sido el regalo de despedida de Génova: el relato. El murciano puede decir que se va como un mártir, aunque le hayan llevado hasta la puerta a empujones. 

Una muesca más a añadir en la culata de las muchas que lleva acumuladas el gran procrastinador gallego.









CRISTINA PARDO
Periodista.
Va por ustedes
elperiodico.com

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