Viajar low cost con chanclas conlleva que te traten como ganado en el aeropuerto y el avión o que el nuevo viejo terrorismo afecte el día a turistas y nativos. Cuando alguien pasea por un lugar concurrido, asiste a un concierto o a un espectáculo deportivo, deambula chafardeando por los puestos de un mercado o toma un helado en una terraza puede estar al alcance de un suicida que tiene como todo armamento una furgoneta y un cuchillo de cocina, o incluso un simple martillo.
No es extraño, en consecuencia, que cualquier ruido repentino en plena calle (un petardo, por ejemplo) o la carrera de una o varias personas que corren para coger un autobús, pueda desencadenar el pánico, pasó en Platja d'Aro, y el pasado sábado, en Turín se producía una estampida de aficionados del Juventus que veían en pantallas gigantes la final de la Champions, 1.527 personas resultaron heridas. ¿La causa? un petardo lanzado por un joven, y recordar también esta Semana Santa cuando varios delincuentes provocaron en la Madrugá sevillana avalanchas humanas que estuvieron a punto de acabar en tragedia.
Mirado fríamente, es un riesgo más que se corre en viajar low cost por los lugares emblemáticos de cualquier ciudad de cualquier País, y lo que preocupa es que se empieza crear una psicosis que hace que cualquier ruido extraño genere alarma. Hace unos meses, estábamos con Nuri en la T1 del Prat, esperando a nuestra nieta que venia del viaje de fin de curso de Holanda, dos musulmanes discutían o charlaban fuerte no muy lejos de donde estábamos todos esperando los viajeros que llegaban, y ya se produjo aquel runrún de preocupación, de desasosiego de la mayoría, hasta que los dos hombres dejaron de charlar y se fueron.
Los terroristas, juegan con algo tan irracional y tan difícil de reprimir como es el miedo, y no se puede pedir a la gente que reaccione con frialdad y calma cuando el pánico estalla. Pero lo que podría no serlo es concienciar a la sociedad que en las calles muy concurridos hay cosas como tirar petardos, bromear con carreras o gritos exagerados, que no se deben hacer cuando estamos viviendo bajo esta psicosis. Y recordar que una una ciudad, en cualquier ciudad muere cada día mucha más gente de estupidez que por un atentado terrorista.