En 2006, se estrenaba medio a escondidas una comedia satírica y distópica que atacaba el corazón de la estupidez americana desde dentro. Una comedia de humor absurdo y muy mala leche, más ácida que divertida y que quizá estaba demasiado centrada en el modo de vida americano, lleno de referencias directas a marcas, programas televisivos y fenómenos culturales propios como para ser relevante en todo el mundo .
Quizá por este motivo, su propio estudio la dejó apartada y, sin saber muy bien que hacer con ella, ni siquiera se hicieron pases de prensa, su estreno se fue posponiendo y no tuvo ninguna publicidad. Quizás sus primeros minutos, en los que cuenta el posible origen de una América futura totalmente estúpida, fueron tomados como una ofensa demasiado seria para tomársela a risa. Y si fuera así, puede que no les faltara razón.

Sinopsis: "Después de un experimento militar fallido, el oficial Joe Bawer (Luke Wilson) y la prostituta Rita (Maya Rudolph) despiertan quinientos años adelante en el futuro, en un mundo distópico en el que la selección natural ha favorecido los más idiotas, debido a que se reproducen más. Esto ha resultado en una humanidad estúpida e ignorante, por lo que Joe descubre que es el hombre más inteligente del planeta. Pronto se convierte en un próximo consejero del Presidente de Estados Unidos, el excéntrico Camacho (Terry Crews)

El momento más controvertido de la película es que el que Judge elabora un silogismo peligroso y clasista, en el que los ricos tendrían mejor coeficiente intelectual que las clases bajas, los pobres y faltos de educación. Con la tendencia de las clases altas a dejar de tener hijos, se estimaba, en una exageración difícil de tomar en serio, que los pertenecientes a clases más bajas tienen más hijos sin parar a pensar en los inconvenientes. A modo de juego estadístico, ofrece así el turbio origen de la idiocracia ....



Tal vez la propia exageración es consciente de ello, pero no deja de ser perturbador ver en una comedia ciertas ideas eugenésicas como detonante. Pero olvidando estos dos primeros minutos, lo cierto es que el retrato de América que propone es bastante acertado, y no es de extrañar que, después de la ascensión a la presidencia de Donald Trump desde el año pasado, la gente lo haya empezado a rescatarla ahora, un década después, creándose debate, teorías y memes que la rememoran poco menos que como una película visionaria.
En cierto modo, el futuro de la sociedad distópica que describe Idiocracia hace bueno el axioma de Cole que dice: «la cantidad total de inteligencia del planeta permanece constante a pesar de que la población, sin embargo, continúa aumentando».