Solo gente muy miserable e ignorante, pero con una gran capacidad para la manipulación, es capaz de culpabilizar al juez que no autorizó la expulsión de un futuro terrorista. ¿Es que un juez tiene que prever que un extranjero irregular puede convertirse, tres años después, en terrorista?

Solo gente muy miserable e ignorante, pero con una gran capacidad para la manipulación, es capaz de culpabilizar a la alcaldesa de Barcelona porque no haya puesto bolardos en la zona del atentado cuando los expertos en seguridad del Ministerio del Interior solo lo aconsejaron para el periodo navideño.

Solo gente muy miserable e ignorante, pero con una gran capacidad para la manipulación, es capaz de culpabilizar al jefe de los Mossos y encargado de la investigación por explicarse en catalán en una rueda de prensa en Catalunya. ¿Si se hubiese expresado en español se habría impedido el atentado o se habría detenido antes a los autores del mismo?

Solo gente muy miserable e ignorante, pero con una gran capacidad para la manipulación es capaz de culpabilizar al teniente de alcalde de Barcelona por, hace años, haber defendido, en su condición de abogado, a una persona que luego resultó absuelta. ¿Es que si no le hubiese defendido los atentados no se habrían producido?

La actuación mediática y política de un grupo de ignorantes, y sobre todo miserables, no puede distraernos de lo auténticamente relevante: las causas de la radicalización de jóvenes que se han criado entre nosotros; sólo si somos capaces de entender la etiología de los delitos cometidos seremos capaces de avanzar hacia la auténtica prevención de los mismos.

Un Estado Democrático y de Derecho necesita, entre otras cosas, jueces independientes, abogados comprometidos con las defensas que se les encomienda y una prensa libre que se dedique a informar y no a difamar, que es a lo que realmente se están dedicando unos pocos que vienen a empañar el excelente trabajo realizado en estos días por auténticos profesionales de la información.

En un Estado Democrático y de Derecho caben y deben expresarse todas las opiniones, incluso aquellas que más nos disgusten, pero lo que no existe, ni debe existir, es un derecho al insulto ni a la difamación y aquellos que vayan por esa vía sabrán que nos encontrarán a todos unidos y a los tribunales funcionando porque, como dice el dicho: al indiferente, la legislación vigente. Gonzalo Boyle - el diario.es