Está caliente con los catalanes nuestro rey no emérito, Felipe VI El Preparao. Se conoce que la palabra república, que tanto traen estos días el mistral y la tramontana desde el noreste, lo enerva, lo urticariza, lo calienta y lo lleva a salirse de su papel neutral, siquiera arbitral, cada vez que le ponen un micrófono delante. Sucedió una vez más esta semana en la gala de los premios Princesa de Asturias.

El galardón a la concordia se lo otorgaron al Tratado de Roma, germen de la UE que cumple 60 años. Nuestro rey, en su discurso, señaló que este tratado “ha hecho posible el periodo más largo de paz de la Europa moderna”. Como preparao, esta vez Felipe VI dejó mucho que desear. Olvidando, por ejemplo, la guerra de la ex Yugoslavia. O las contiendas que distintos países europeos siguen promoviendo por todo el orbe mundo, tanto vendiendo armas como enviando tropas a los paisajes petroleros. Suspenso en Historia. O en honestidad.

En ABC, la intensidad de las genuflexiones editoriales hacia el monarca y sus premios ha tenido que dejar algo cojo a Bieto Rubido, que ya no está en edad de tanta gimnasia. Para el torcuatiano diario, los premios representan “la férrea defensa de los profundos valores morales y democráticos”. Que llevan el nombre –se olvida a veces– de los herederos del antidemocrático monarca elegido por Franco. Otra cosa sería si votáramos un día al rey, pero no nos dejan. Quizá porque, si exigiéramos primarias, se presentaba Froilán y ganaba de largo. Es más de estos tiempos.

Tampoco las rodillas de Francisco Marhuenda tienen que estar hoy muy en su sitio: “palabras diáfanas, firmes y directas”, “discurso memorable”, “su augusto papel de Jefe del Estado”. De tanto untarle melaza prosística al pobre rey, se lo van a acabar comiendo las hormigas de los jardines de Zarzuela. Una última pregunta: ¿estáis seguros de que esto ya es el siglo XXI? - ANÍBAL MALVAR - publico.es