“Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Esta premisa, pese a ser a priori una locura, no deja de resonar entre economistas, políticos, estudiosos y expertos de diversos campos. También es el eco que dejan tras de sí la multitud de películas apocalípticas en las que solo los más ricos pueden comprar una plaza para la salvación ante una siempre inminente catástrofe natural o nuclear, una pandemia, una guerra mundial sin fin liderada por dirigentes viscerales o cualquier otro tipo de colapso venidero. Solo los multimillonarios pueden comprar su salvación, y parece que muchos de ellos lo están haciendo. Y, por lo que parece, la salvación tras el Apocalipsis está en Nueva Zelanda.
Las personas más relevantes de Silicon Valley se preparan para ‘algo’. Son los survivalistas, llamados preppers en EE.UU., más famosos y adinerados. Tal y como narra el cofundador de Linkedin Reid Hoffman en un artículo en el The New Yorker, “la mitad de las élites adineradas del país se prepara para lo peor”. Algunos ejemplos: unos, como Steve Huffman y Yishan Wong, CEOs de Reddit, se operaron de miopía para “no depender de las lentes de contacto si el mundo se acaba o se mete en problemas”; otros, por ejemplo, tienen motos preparadas y atesoran comida y armas para estar preparados. Cada vez son más, sin embargo, los que escogen Nueva Zelanda como refugio posible. Emprendedores e inversores como Sam Altman, el propio Reid Hoffman o, principalmente, el CEO de PayPal Peter Thiel, han elegido el punto más aislado del planeta como refugio ante un colapso definitivo.

Una investigación llevada a cabo por un periodista de The Guardian analizó este manifiesto, citado por Thiel como “el libro que más le ha influenciado”. Este libro sitúa Nueva Zelanda como el mejor “refugio en caso de cataclismo” y presenta una sombría perspectiva de un futuro posdemocrático.

Los principios de ‘El individuo soberano’

Cual augurio nostradamico, El Individuo Soberano hizo predicciones sobre la irrupción de la economía en línea y las criptomonedas una década antes de la llegada del Bitcoin. El periodista Mark O’Conell analiza las 400 páginas del manifiesto, que se basa en cuatro puntos:

1.- Los estados-nación democráticos operan básicamente como un cártel criminal, obligando a ciudadanos honestos a entregar grandes porciones de su riqueza para pagar por cosas como carreteras, hospitales y escuelas.

2.- El surgimiento de internet y el advenimiento de las criptomonedas harán imposible que los gobiernos intervengan en transacciones privadas y graven los ingresos, liberando así a los individuos de la estafa de la protección política de la democracia.

3.- De esta forma, el estado se volverá obsoleto como entidad política.

4.- De este naufragio surgirá una nueva dispensación global, en la que una “élite cognitiva” se elevará al poder y la influencia, como una clase de individuos soberanos “al mando de recursos mucho mayores” que ya no estarán sujetos al poder de la nación. Esta élite establecerá y rediseñará la idea de gobierno para que se adapte a sus fines.

Sea por una pandemia de un virus sintético, por una catástrofe climática,por una inteligencia artificial descontrolada o por una guerra de recursos entre estados armados con ojivas nucleares, este texto prepara a los más poderosos para el colapso y el surgimiento de un nuevo mundo. “Las democracias liberales desaparecerán y serán reemplazadas por confederaciones laxas de ciudades-estados corporativas”, narra el manifiesto. La civilización occidental en su forma actual, insisten, “terminará este milenio”.
Plan de fuga destino Nueva Zelanda - Por ello, Thiel y muchos más decidieron comprar todas las tesis del manifiesto y buscar refugio en Nueva Zelanda. El CEO de PayPal obtuvo la nacionalidad neozelandes a pesar de haber residido en el país sólo 12 días y compró una extensión equivalente al bajo Manhattan. Además, tal como narra el artículo de The New Yorker, hay muchas sospechas de que busca fortalecer el terreno para poder retirarse allí con garantías ante la posibilidad de un colapso absoluto. Otros, como Sam Altman, se unen a su plan, y ante el menor indicio de advenimiento apocalíptico, ya tienen una plaza reservada en el jet de Thiel.
Esta historia no es nueva, hay otros casos de refugios de ricos para salvarse del fin del mundo, aunque lo que siempre me he preguntado, es, si se va todo el mundo a pique, no sé hasta qué punto vale la pena seguir viviendo, aunque sea en un refugio de lujo.