"Las primeras letras son para ti, que este triste jueves unos jueces te han hecho saber que si aquella madrugada de San Fermín en Pamplona hubieras pataleado (cuando ninguno de tus agresores te sujetaba por detrás para penetrarte anal y vaginalmente) o hubieras gritado (en los pocos instantes que no tenías metido alguno de sus penes en tu boca) entonces sí, entonces sí hubieras sido violada y no, como han determinado, abusada.
El tramo emocional y legal que separa el ser violada del ser abusada sexualmente es el abismo en el que se cuece al fuego lento de la historia esa incapacidad de parte de la sociedad española de entender el papel de las mujeres, de comprender lo que somos, lo que representamos, lo que queremos. Importa y mucho el matiz, aunque el relato de los hechos probados de la sentencia describa sin tapujos una agresión sexual continuada y por turnos de cinco hombres que acorralan a un joven indefensa en un portal.
Pero advierte el ponente que no hay violación porque no hubo violencia, ni intimidación. Que no la golpearon, y yo añado, porque no hizo falta. Ella lo contó durante las distintas ocasiones del proceso en las que ha tenido que revivir aquel calvario: “Lo único que le puedo decir es que estaba en estado de shock, entonces me sometí y cualquier cosa que me dijeran iba a hacerla porque es que estaba en estado de shock, yo no, no, ni pensé, ni pude decidir en ese momento” Tampoco hubo intimidación, porque ninguno de ellos la amenazó con hacerle daño sino se sometía a las prácticas sexuales. No hacía falta, añado yo, la joven era una mera marioneta en sus manos y ellos estaban demasiado entretenidos grabándose en sus móviles para poder presumir de su hazaña.
Al final, lo peor de esta sentencia es el mensaje que queda de todo esto. Con voluntad o no de los magistrados, una mujer y dos hombres, que durante cinco meses redactaron el fallo, su mensaje al resto de la sociedad, a las jóvenes, a mi sobrina, es que si el cuerpo, ante una situación de terror, de agresión y de sometimiento te inmoviliza y te deja en shock, hay que sacar fuerzas y patalear, agredir, arañar o gritar… aun a expensas de que te den cuatro hostias, un puñetazo o si tienen un puñal te atraviesen varias veces el corazón y te maten. Es que no hay más lecturas posibles ante semejante texto…
Me resisto a escribir sobre el voto particular del tercer magistrado que solicitaba la absolución de los cinco mozuelos, porque donde unos vieron sometimiento y miedo, él vio “placer y jadeos” en la actitud de la joven. Cuanto porno malo ha debido visionar el juez. Lo más triste, magistrado, es que esos 25 minutos de penetraciones y eyaculaciones sin preservativo, algunos recogidos en una infecta grabación, no fueron ficción.
Cariño, las últimas palabras también son para ti. El miedo te paralizó y quien sabe si también te salvó la vida. Eres toda una superviviente."
Este texto es de la periodista de la vanguardia, Mayka Navarro, vital, generosa, activa, entregada, Mayka Navarro es una periodista diferente que me gusta mucho, y lo que escribe es lo que llamaríamos un texto políticamente correcto, como la mayoría que hay hoy. Pero, tengo algunas dudas, por qué aquí hay una contradicción que como hombre - lo siento - no puedo evitar, en primer lugar 9 años me parece una condena sería, por asesinato si no es en primer grado te cae una condena similar, lo que si se debería es cumplir íntegramente los 9 años, y aqui como que se ve que todo el mundo entiende de justicia y es jurista vocacional hay discrepancias, hay quien dice que como han cumplido ya más de dos años de cárcel saldrán en libertad condicional, otros que estarán tres años más y no oigo a nadie que diga que tienen que estar los 7 años pie faltan de condena en prisión. Como debo ser el único ciudadano que no sabe de leyes, no lo sé.
Como en todo en la vida, casi siempre es importante intentar entender al otro, las razones del otro, comprender que la justicia se atiene a unas leyes y a unos criterios que no puede ser que nos guste sólo cuando falla en la decisión que nos conviene o interesa, cierto es que si la justicia incomoda a tanta gente quizás deja de ser justicia, pero eso en otras historias ya hemos últimamente visto que es así.
En un comentario que le dejaba a un compañero me hacía una pregunta:
"Un hombre violado por cinco mujeres, presentaría denuncia?, sería considerado una víctima?"
Reflexionemos, tal vez por aqui empezaremos a entender las decisiones de los jueces en estas cuestiones, y comprender que hay aquí dos mentalidades muy diferentes, encontradas, a una de las que se le ha acabado el supremacismo sobre la otra, pero que la situación no se reconducirá hasta que una de estas partes no sea capaz de entender y comprender al otro i a la inversa, y para eso queda aún mucho camino por recorrer.
Ah! una última reflexión, ¿haría las mismas reflexiones si la violada hubiera sido una hija mía?. Obviamente no, y esa es precisamente la diferencia de cómo afrontar esta cuestión a la hora de opinar, desde la frialdad de la distancia, pues si no ya no hablaríamos de justicia sino de venganza.
Como en todo en la vida, casi siempre es importante intentar entender al otro, las razones del otro, comprender que la justicia se atiene a unas leyes y a unos criterios que no puede ser que nos guste sólo cuando falla en la decisión que nos conviene o interesa, cierto es que si la justicia incomoda a tanta gente quizás deja de ser justicia, pero eso en otras historias ya hemos últimamente visto que es así.
En un comentario que le dejaba a un compañero me hacía una pregunta:
"Un hombre violado por cinco mujeres, presentaría denuncia?, sería considerado una víctima?"
Reflexionemos, tal vez por aqui empezaremos a entender las decisiones de los jueces en estas cuestiones, y comprender que hay aquí dos mentalidades muy diferentes, encontradas, a una de las que se le ha acabado el supremacismo sobre la otra, pero que la situación no se reconducirá hasta que una de estas partes no sea capaz de entender y comprender al otro i a la inversa, y para eso queda aún mucho camino por recorrer.
Ah! una última reflexión, ¿haría las mismas reflexiones si la violada hubiera sido una hija mía?. Obviamente no, y esa es precisamente la diferencia de cómo afrontar esta cuestión a la hora de opinar, desde la frialdad de la distancia, pues si no ya no hablaríamos de justicia sino de venganza.
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