Hay noticias que no son portada, ni les damos demasiada importancia. Por ejemplo la del dieselgate, el fraude de las emisiones contaminantes emitidas por los diesel que ha llevado este lunes al arresto del presidente alemán del gigante del automóvil Audi, Rupert Stadler. El dieselgate, el sistema de falseamiento en la medición de los niveles de gases que arrojaban los coches de gasóleo, ha dejado un factura más cara para el medio ambiente, la salud e incluso las arcas públicas.
Sucede que nos movemos sólo por impulsos informativos. Este domingo ha sido el Aquarius, antes Aylán o Tarajal, o las concertinas de la valla que ahora quiere quitar Grande Marlaska. Son noticias efímeras, que enseguida son sustituidas por otras similares y pasan al olvido de nuestra conciencia.
El mismo fin de semana en que el Aquarius llegaba al puerto de Valencia, más de mil inmigrantes fueron rescatados en el mar de Alborán y apenas han sido noticia, pendientes como estábamos del Aquarius. ¿Y mañana?. ¿Qué pasará mañana con los que llegan a nuestra orilla?, con los que se ahogan en el Mediterráneo por falta de socorro, con los que caen desde los pisos. El último se lanzó al vacío desde el décimo piso de su casa de Cornellà cuando iba a ser desahuciado por no poder pagar el alquiler al Banco Popular que habia vendido el bloque con inquilinos incluidos al fondo buitre Blackstone. Fondo buitre y bancos multimillonarios que fueron rescatados pagándo todos los españoles, unos Bancos que siguen empujando al vacío a unos y Europa con su inacción al fondo del mar los otros.

Me temo que hará falta más que algún gesto por parte del nuevo presidente del Gobierno, el problema es de tal magnitud que lo que se necesita más que un gesto, es una gesta, una hazaña, y para conseguirla se necesita algo más que buena voluntad, hace falta el compromiso y la complicidad de toda la comunidad Europea, y mucho me temo que no están por la labor la gran mayoría de sus Estados.