MAMÁ, QUIERO SER YOUTUBER


Los niños ya no juegan a los tenderos o a los médicos como antes, ni tan siquiera quieren ser futbolistas, a excepción de mi sobrina que de mayor decía que quería ser 'turista'. Los niños de ahora juegan a ser youtubers, y reproducen durante su juego con juguetes los contenidos que ven en los vídeos de internet. Al menos eso es lo que cuentan el 67% de las más de seiscientas familias con niños de entre cero y doce años entrevistadas por el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (Aiju) para elaborar su Guía de Juegos y Juguetes 2018-2019, centrada en esta ocasión en los nuevos lugares, materiales y contenidos de juego.
Y si YouTube invade el juego simbólico de los pequeños de la casa es porque antes ha colonizado su tiempo de ocio. Según el estudio de Aiju, el 21% de las criaturas de entre 0 y 3 años accede diariamente a internet, y los vídeos de YouTube son el principal contenido con el que se entretienen. Y el porcentaje de quienes se conectan a diario a la red crece con la edad hasta rondar el 60% en la franja de 10 a 12 años. El director del estudio, Pablo Busó, llama la atención sobre el hecho de que el 58% de los padres considera poco o nada adecuado el contenido de YouTube que visionan los niños, y sin embargo están dejando que sus hijos accedan a él, incluso a edades muy tempranas, a pesar de las advertencias reiteradas de los pediatras de alejar a los menores de dos años de las pantallas y no exponer más de media hora diaria los que tienen entre los dos y cinco años.
Esa contradicción también se observa en la relación de los padres con los juguetes tecnológicos. Suelen expresar valoraciones negativas cuando se les pregunta de forma genérica sobre la asociación entre juguetes y tecnología, pero su opinión cambia cuando se les plantean casos concretos y hay varios juguetes tecnológicos que figuran entre los de mayor aceptación, como los kits de robótica o programación. De hecho, el 52% de los juguetes que han recibido en el último año los niños entrevistados incorporaban tecnología. “Los padres y madres no buscan la tecnología como un fin en sí mismo, sino que lo que les interesa es el valor que puede aportar su presencia”, comenta Busó. En este sentido, los padres consideran que la tecnología desarrolla habilidades y aptitudes como la lógica, la estrategia o la concentración, pero también admiten efectos negativos como el mayor sedentarismo o el acceso a contenidos inapropiados.
Los resultados del estudio que acompaña la guía Aiju también ponen de manifiesto que por más que a los padres les guste ver jugar a sus pequeños con lo mismo que jugaban ellos en su infancia, los entretenimientos, lugares y tiempos de juego han cambiado. Mientras que el 40% del tiempo de juego infantil de los actuales adultos se desarrollaba en la calle, el 52% del de sus hijos tiene lugar en casa, un 33% en el parque y sólo el 14% es juego en la calle, entre otras razones porque en muchas plazas y paseos donde antes se jugaba mucho ahora hay carteles que prohíben jugar a la pelota, ir en bici o patinar, y porque las actividades extraescolares dejan poco tiempo de ocio libre a los niños, lo explican en la  vanguardia.
Y a todo esto habria que añadir que estos niños que viven permanente en una realidad digital siguen recibiendo una enseñanza en la escuela anticuada y analógica que no tiene nada que ver con las necesidades que tendrán de mayores en su ámbito laboral, y lo más preocupante es que los docentes no se han dado cuenta ni de lejos de esta casuística, que hace que enseñen a los niños inutilidades obsoletas que nunca usarán. Aqui si que habría que reciclar y evolucionar y mucho a los maestros y a la enseñanza en general que en pleno siglo XXI aplica los mismos medios y métodos de enseñanza de mediados del siglo XX. Hablan de prohibir los móviles en la escuela y quizás habría que prohibir los libros y a muchos maestros.

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