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Puede parecer el título del escrito el de una nueva novela de la saga Millennium de Stieg Larsson, pero no es así. Una mujer china recientemente fue diagnosticada con una forma muy rara de pérdida de audición, que deja a los pacientes incapaces de escuchar sonidos de baja frecuencia, como las voces de hombres.La mujer de Xiamen, en la costa este de China, supo que algo estaba mal cuando se despertó una mañana, y se dio cuenta que no podía escuchar nada de lo que decía su compañero. Había tenido náuseas y zumbidos en los oídos la noche anterior, pero pensó que una buena noche de sueño lo mejoraría todo, así que se fue a dormir. Pero cuando se despertó a la mañana siguiente, se sorprendió al darse cuenta de que no podía escuchar ni una palabra de lo que el hombre a su lado le estaba diciendo. La mujer, conocida sólo como Chen, fue llevada de urgencia a un hospital local donde un especialista en oído, nariz y garganta le diagnosticó una condición poco común conocida como pérdida de audición de pendiente inversa.
La Dra.Xiaoqing cree que la pérdida de audición en pendiente inversa de la paciente puede haber sido provocada por el estrés, ya que Chen reveló que había estado luchando contra la fatiga debido a las largas horas de trabajo, y no dormir suficiente. Debido a que no había sufrido ningún otro problema de audición antes, la otorrinolaringología se espera que se recupere completamente. Hasta entonces, la mujer y su novio deben enviarse mensajes de texto, o aprender el lenguaje de señas.
Hay que decir que no se yo si el caso fuera al revés, que un hombre dijera que no podía escuchar la voz de su mujer, si la Doctora Xiaoqing le creería, o le diría que se estaba haciendo el sueco. De hecho esta patología debe de ser bastante frecuente entre las mujeres, en casa más de una vez que le he dicho algo a Nuri, ésta no me oye, no me escucha o hace ver que no me oye, que de hecho es una buena manera de evitar peleas domésticas, pues debo confesar que a veces yo también tengo este problema cuando ella me dice según que. Quizás por eso llevamos 48 años casados, entre silencios y complicidades.
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