Carles Puigdemont en una entrevista al diario ruso Komsomólskaya Pravda, entre otras cuestiones, divisaba unas relaciones estrechas y amistosas con Rusia cuando Cataluña fuera un Estado. Puigdemont lamentaba la reacción de la Unión Europea ante una situación que ha llevado a los líderes independentistas catalanes en prisión y en el extranjero. Calificaba la actitud de la Unión Europea hacia Cataluña de vergonzosa, lo que significa la completa destrucción de la entidad moral de Europa, una Europa que predica el respeto a los derechos humanos. Aprovechaba la ocasión para calificar de fake-news las informaciones que han circulado sobre las hipótesis que el Kremlin estuviera detrás de los hechos de octubre y de su financiación.
Sorprende que Puigdemont que campa libremente por Europa desde hace más de un año, haga estos elogios a Rusia que no sería precisamente un lugar donde las libertades sean muchas y si hay mucho más recortes que en la UE, y se aparte del europeísmo que desde Pujol ha inspirado a los catalanistas.
La UE no ha aceptado la versión ofrecida por Puigdemont por que recuerda que el independentismo se saltó el principio de la legalidad los dias 6 i 7 de septembre de 2017 y por qué todos los políticos y gobiernos que se han pronunciado hasta ahora se han referido a que se trata de un asunto que deben resolver los españoles. Europa no va contra Cataluña sino que no acepta situaciones de hecho al margen de la legalidad. Quizás sería hora que el independentismo admitiera que la unilateralidad no es el camino para lograr sus objetivos.
Puigdemont necesita desesperadamente tener protagonismo antes de que empiece el juicio al proceso, sabe que lo perderá a partir del momento en que este comience y observa preocupado como le pasa a Marti McFly, el protagonista de Regreso al futuro, que su cara desaparece de la foto de los protagonistas del proceso.
Entre Rusia y la UE, francamente, yo si fuera Puigdemont me quedaría con esta última opción, el abrazo del oso de Putin no es fiable, me financiara o no, claro que si yo fuera Puigdemont, dejaría de tocar los bemoles al personal y en un ejercicio de honestidad y generosidad, desaparecería sin hacer ruido haciendo un mutis por el foro, pero para esto hay que tener una grandeza y una dignidad que el ex President no tiene.