CONSERVAR LOS RECUERDOS


A partir de qué edad conservamos los recuerdos? - Recuerdos tenemos desde que nacemos, otra cosa es que nuestro cerebro los almacene. Como ven el mundo los bebés, incluso los niños pequeños, es una incógnita incómoda, muy difícil de resolver. Fundamentalmente, es porque los adultos no guardan recuerdos de esta etapa de la vida. Casi nadie recuerda lo que pasó antes de tener 2 años, pero los científicos han observado que los bebés empiezan a tener recuerdos a partir de los 6 meses. A partir de los 2 años, la capacidad del cerebro para almacenar es cada vez mayor y no dejan de acumularse, sin embargo, a los 7 años, hay una ruptura con el pasado: a esta edad, los niños recuerdan mucho de su pasado, pero a partir de ella comienzan a olvidarlo en un proceso que se conoce como amnesia infantil'. En este momento, la mente borra, más o menos, todo lo de antes de cumplir 4 años.
Dicen que a medida que te vas haciendo mayor recuerdas mas cosas de pequeño y menos de la actualidad, cierto, recuerdo que mi padre tenía recuerdos de los tres o cuatro años y en cambio de un par de años o menos le costaba recordar. El recuerdo personal más antiguo que tengo es de los cuatro años, y es un recuerdo nítido, como si lo estuviera viviendo ahora mismo:

"Un día de reyes del año de 1949 estaba en Sant Feliu de Codines pasando las fiestas de Navidad con mis abuelos, de hecho nací en aquella casa, al lado de Can Garriga. Mi abuela hacía corsés y por eso era la María de Can Cotillaire y mi abuelo Luis, era una especie de distribuidor de Aceites Gambus de Sabadell donde trabajaba mi padre (lo hizo toda su vida laboral y un poco más) y claro era el 'Luis del Aceite'.
La casa de mis abuelos (ahora derribada como gran parte de mi pasado) era grande, no tanto como sería si la pudiera ver ahora, pero grande. A la entrada había dos enormes puertas de madera siempre abiertas y una mampara de madera acristalada hacía la separación con la calle. En la entrada a mano derecha se ponía el pesebre y hacíamos cagar el tió, había una mesita redonda con cuatro sillas y un brasero en invierno, donde se atendían las visitas y se hacía charlar. Otra separación de cristal separaba la entrada del comedor, en cuyo fondo a la derecha estaba la despensa. Un pasillo llevaba a la comúna (antes se llamaba así) que estaba fuera, antes pero había las escaleras que llevaban arriba a las otras plantas y la cocina donde trasegaba mi abuela María. 
Bueno, en este pequeño gran mundo transcurrían mis fines de semana y aquél  día de reyes de 1949 no lo olvidaré nunca. No se si me trajeron nada más, pues antes no era como ahora que a los niños los Reyes les llevan la tienda entera de juguetes, pero si recuerdo me llevaron una pelota que me hizo mucha ilusión, la cogí y hice lo que hace todo niño que se precie con una pelota: chutarla, sólo que ésta, la pelota que los reyes de Oriente me habían traído era de chocolate y al chocar contra la puerta de madera de la entrada se desmenuzó como la verdad, en mil pedazos. El disgusto fue terrible y decía mi madre que me costó mucho digerir, sería que a pedazos pero me debí comer todo el chocolate que aún ahora me gusta mucho. Ha pasado mucho tiempo pero recuerdo los hechos con una gran nitidez."
¡

2 comentarios:

  1. La mente dicen ser prodigiosa y tal vez borra los recuerdos de antes de los 7 años por creer que no son importantes, ya ves, tan prodigiosa y tan torpe, lo que daría yo por recordar la cara de mis padres cuando me vieron nacer.
    Interesante y emotivo tu post.

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  2. eso no creo se pueda recordar, o como diria Miguel Gila, el día que yo nací mi madre no estaba en casa...

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