LA SONRISA DEL RÉGIMEN


Hablamos de postverdad por no decir directamente mentira o intoxicación, un término que no se utilizaba cuando en Madrid murieron más de doscientas personas en los atentados del 11-M. Los sectores sociales que dieron por buenas las teorías negacionistas sobre el 11-M no han desaparecido y son susceptibles de apoyar cualquier nueva narración conspiranoica que aparezca. Se trata sólo de saber qué producto puede conectar más fácilmente con sus miedos y prejuicios. Este es un público muy agradecido de los populistas, porque no pueden soportar las lagunas que forman parte de la complejidad. Los crédulos no quieren saber qué ha pasado, sólo quieren refugiarse en una trinchera de sentido que les permita vivir en el espejismo de la certeza absoluta.
Los ultras de Vox y Pablo Casado han aprovechado el decimoquinto aniversario de aquella jornada de muerte para reabrir la narrativa tóxica del 11-M. Casado ha declarado que "si hay alguna información que no conozcamos los españoles o no se pusiera negro sobre blanco durante el macrojuicio, sería bueno que se supiera simplemente por resarcimiento a las víctimas del terrorismo, que lo siguen pasando muy mal y quieren saber si , además de los que fueron condenados, hubo alguna ramificación más ". El dirigente del PP trata de sembrar la duda, para atacar al adversario, para poder repetir que "todo es ETA". La podredumbre de los miserables es inmensa. ¿Habrá alguien decente que combata la inmoralidad inacabable de este discurso?. Pablo Casado es el miserable entre los miserables, suerte que durará poco, porque lo que hace él no es política, es pura basura, Casado representa el peor de la mala praxis en política y ya dije en su día, que su sonrisa impoluta me recuerda mucho a la 'sonrisa del régimen', el siniestro José Solís Ruiz, un ministro - por cierto - en el que en su día, años ha, me cagué.

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