Es costumbre desde hace tiempo que en las sociedades occidentales, la gente use el papel higiénico para secarse o limpiar el culo después de defecar. Perfeccionistas como somos, desde hace un tiempo usamos para redondear bien el trabajo de secarse las toallitas húmedas en principio destinadas a limpiar el culito de los bebés y para limpiarse las manos, nada más. Hasta hace cosa de quince años no se le ocurrió a nadie que, además de para las manos, sirvieran como alternativa al papel higiénico. Y ahí empezó el problema.
A lo largo de la historia, el ser humano se ha limpiado el culo con hierbas, hojas (siempre que no fueran de ortiga, como me pasó una vez de pequeño y aún me acuerdo), Cuando yo era pequeño, se utilizaba papel de periódico cortado en trozos, un papel que también servía para envolver el desayuno, (no el mismo, ¡ojo!). Y ya más adelante se emplearon los rollos del Elefante que eran lo más moderno. Es innegable que las toallitas húmedas son más agradables que todas estas otras cosas, pero tengo que decir, que en mi caso, primero me limpio con el papel y las toallitas son para redondear el trabajo. 
La Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y el Área Metropolitana han puesto en marcha una campaña con el lema "Estamos creando un monstruo". Se trata de sensibilizar al personal para que, cuando las utilice, no las tire en el inodoro, sino en la papelera que más o menos todo el mundo tiene en el cuarto de baño.
La cantidad de toallitas que la gente utiliza hoy en día es tal que se crean monstruos gigantescos de toallitas de estas -de toneladas de peso- que no sólo colapsan las tuberías sino que deterioran las depuradoras. Este es el monstruo que nos dicen que estamos creando. Pero la gente lee las indicaciones del papel higiénico húmedo y no ve que ninguna parte diga que no se pueden tirar al inodoro. Al contrario. En el de Colhogar pone, bien claro: "desechables en el inodoro y biodegradable". En el de Bonpreu se lee: "rechazable. Sin atascos". Si en los paquetes no pone contraindicaciones, como pretenden que la gente no lo tire en el inodoro? ¿Por qué se empeñan en culpar de entrada a los usuarios? ¿No sería más fácil hacer que las empresas que los fabrican pusieran, en letra bien clara, que no se pueden tirar a la taza y que deben ir al cubo de residuos? Una vez más, las autoridades prefieren cargar la responsabilidad al ciudadano en vez de dictar una norma que obligue a las empresas a no mentir con alevosía sobre el problema que puede generar el mal uso de su producto. Hay que decir sin embargo, que en casa, ya hace tiempo que las gastamos, y nunca las hemos tirado en el inodoro, porque desde el primer momento ya supimos que no eran degradables, supongo que alguien nos debió informar o simplemente aplicamos el sentido común, pero reconozco que mucha gente no lo sabía ni lo sabe aún, y por eso las toallitas van aún inodoro abajo. La Generalitat y el Ayuntamiento, para variar, reaccionan tarde al problema, que hace mucho tiempo que se sabe; lo que pasa es que la gente, como el anuncio de la Generalitat confunde el inodoro con una papelera, y eso no es culpa de los fabricantes, ni de la Generalitat ni del Ayuntamiento.