La historia de Vanessa Fuentes és una de estas que no suelen ser portada en nigún medio, como en este caso que nos ocupa, lo comentan en la Vanguardia y se hace un poco ruido con la propagación de la noticia, e incluso a veces, algunas veces, se puede dar una solución justa al problema de Vanessa, de esta Vanessa, de la que hay otras muchas más.
"Mientras avanzaba en la información que publicó Lorena Ferro el viernes, iba creciendo mi admiración por su protagonista. Se refiere Pilar Rahola al caso de Vanessa Fuentes, una psicóloga de 38 años, con parálisis cerebral y afectación a nivel motor del 95%, que tiene que desplazarse en silla de ruedas, está obligada a comunicarse con un sintetizador y necesita una persona que la ayude en los aspectos básicos cotidianos. Vive con su tía Joana, de 70 años, que es quien le hace las tareas de apoyo. El próximo julio deberá abandonar su piso de renta limitada en el Eixample porque el propietario se niega a renovarle el alquiler, bajo el amparo de la ley.
"Mientras avanzaba en la información que publicó Lorena Ferro el viernes, iba creciendo mi admiración por su protagonista. Se refiere Pilar Rahola al caso de Vanessa Fuentes, una psicóloga de 38 años, con parálisis cerebral y afectación a nivel motor del 95%, que tiene que desplazarse en silla de ruedas, está obligada a comunicarse con un sintetizador y necesita una persona que la ayude en los aspectos básicos cotidianos. Vive con su tía Joana, de 70 años, que es quien le hace las tareas de apoyo. El próximo julio deberá abandonar su piso de renta limitada en el Eixample porque el propietario se niega a renovarle el alquiler, bajo el amparo de la ley.
Los datos de la historia son estremecedores. Los padres de Vanessa se desentendieron de la hija al conocer su parálisis cerebral, motivada por la falta del riego sanguíneo en el cerebro durante el parto. Ha vivido toda la vida con los abuelos paternos, que se hicieron cargo nada más salir del hospital, y cuando finalmente murieron, la tía asumió la tarea de ayudarla. Como los abuelos, a pesar de hacer de padres durante cuatro décadas, no la adoptaron legalmente, la propiedad se niega a subrogarle el contrato, a pesar de saber perfectamente la condición de padres que asumieron los abuelos (“dado que me ha visto crecer y conoce mi historia”), y la conmina a salir del piso. La inmobiliaria (Nordeste de Construcciones) recuerda que la ley es clara, que Vanessa “no tiene ningún derecho” y que no puede haber situaciones especiales.
Ni siquiera le han dado la opción de subir un poco el alquiler, aunque ya pagaba 500 euros al mes, a pesar de las dificultades de ingresos económicos. El único gesto que tuvo la propiedad fue ofrecer un piso de sustitución próximo, pero era una finca con escaleras, y sin las mínimas condiciones que necesita para desplazarse. Y así, si nada lo evita, Vanessa y su tía tendrán que abandonar la casa, con lo que significa una mudanza en sus condiciones, y sin poder asumir los costes de un piso de renta libre, con las necesidades que ella tiene.
Es decir, la ley ampara una auténtica barbaridad. Y además una flagrante injusticia, porque es posible que Vanessa no pueda presentar un papel que diga que los abuelos fueron los padres, pero la avalan 38 años de vida a su lado. Es decir, no le subrogan el alquiler sencillamente porque no quieren.
Más allá de la situación desesperada de Vanessa, su vida es una de esas historias grandes, de personas gigantescas, que luchan contra los elementos y los vencen. A pesar del 95% de parálisis motora, se ha sacado una licenciatura en Psicología que le permite hacer algunas colaboraciones y no ha dejado de luchar por conseguir una vida plena."
No creo que seamos capaces de imaginarnos la enorme voluntad que tiene que tener una persona en sus condiciones para superarse y sobresalir. Mujeres como Vanessa son auténticas heroínas de la vida y, a su lado, todos somos muy pequeños y algunos, muy miserables.
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