Estos días inciertos se curioso como hay diferentes maneras de enfrentarnos a la pandemia, una pandemia que no es de bichitos ni de hilillos de plastilina. Por un lado están los apocalípticos, que se han atrincherado en su casa, entre montañas de latas de conservas, flanes y papel higiénico, y por otro los integrados, que siguen a su bola, haciendo vida normal, como si el coronavirus no fuera con ellos. Mientras los apocalípticos apenas salen a la calle y cuando lo hacen van armados de mascarilla y guantes de latex, intentando mantener un radio de seguridad imposible, los otros se amontonan en el metro y en las colas de los supermercados, tosen a la buena de Dios y aprovechan la menor rendija para pasear a su aire, hacer ejercicio al aire libre o sentarse en una terraza. Nos queda la tercera vía, que lleva a cabo la misma vida pero con algunas precauciones, en este sentido los jubilados tenemos ventaja, ya que estamos acostumbrados a estar en casa, lo único que tenemos que sacrificar y porque queremos, es en mi caso la salida diaria por la mañana a caminar o con la bicicleta. Sigo sin entender porque no puedo coger la bici e ir hasta Matadepera o Castellar del Vallés por caminos forestales, no hay ninguna razón lógica para prohibirlo, ni una, aunque salga Grande Marlaska con los dos soldaditos de plomo aparte para prohibírmelo. ¿Que pintan aquellos señores cargados de medallitas de latón que deben haber comprado en los encantes del fin de semana y que parecen salidos de una película de Berlanga o Cuerda?. Son militares de verdad o figurantes de atrezzo pero dar realce a Marlaska.
Dentro del desastre comunicativo así como de gestión de la pandemia por parte del Gobierno Español, ha comenzado un nuevo día y amanece que no es poco, en un día que se presenta como el de la marmota, mientras estos dos soldaditos de opereta son la imagen de un Estado rancio, casi ridículo, digno de una república bananera trasnochada que cree que es una Monarquía, que presuntamente es lo que es España, con Rey corrupto incorporado.
Dentro del desastre comunicativo así como de gestión de la pandemia por parte del Gobierno Español, ha comenzado un nuevo día y amanece que no es poco, en un día que se presenta como el de la marmota, mientras estos dos soldaditos de opereta son la imagen de un Estado rancio, casi ridículo, digno de una república bananera trasnochada que cree que es una Monarquía, que presuntamente es lo que es España, con Rey corrupto incorporado.
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