CATORCE DÍAS y QUINCE NOCHES


La crisis del Coronavirus nos ha mostrado con toda su crudeza la enorme fragilidad de nuestros sistemas sociales y económicos. De todos, aunque unos muestren más sus efectos de destrucción que otros. 
Lo que nos está sucediendo, no por previsto nos ha llevado a una sensación de irrealidad, que se debe al hecho de que por primera vez nos está ocurriendo algo real, que no es una distopia cinematográfica o literaria. Es decir, nos está ocurriendo algo a todos juntos y al mismo tiempo, algo que se supone no nos deberia de haber pasado  a nosotros. Confinados 14 dias en casa tendremos tiempo para reflexionar y replantearnos muchas cosas, aunque habria que evitar el concepto que la crisis nos da una nueva oportunidad.
En plena tormenta económica, y después de aguantarlos con paciencia durante cuatro años, prometí en el 2012 (explica Josep Martí Blanch) que llegaría a las manos con quien pronunciara delante de mí la frase “en chino, la palabra 'crisis' no existe, ellos la llaman 'oportunidad'”.  Incumplí la promesa, por supuesto. Primero, porque era tan solo una 'boutade'. Y segundo, porque de no hacerlo me hubiese pasado el día repartiendo y recibiendo tortazos.
En esta crisis, tenemos un grupo aparte, toda una  juventud metida de lleno en pautas consumistas, en un uso de las redes sociales dirigido al entretenimiento y que tiene dificultades para entender que la crisis del coronavirus también va con ella. Pero también hay gente joven organizándose para ayudar a vecinos con problemas, haciendo la compra, no dejándoles abandonados. La crisis vuelve a poner encima de la mesa la oposición entre solidaridad y egoísmo, como siempre,,puesto que no hay nada nuevo, nada que no haya sicedido antes, sólo que en nuestra soberbia lo habíamos olvidado yu pensábamos que en una sociedad avanzada y teconológica como lña nuestra una cosa así no nos podia suceder.
En estos catorce días y quince noches que permaneceremos recluidos en casa, recuperaremos viejos hábitos, largamente olvidados, cada uno tendrá los suyos, todos válidos por igual, y no sólo hábitos, también afectos; sólo añadir, que después de estos 14 días no echemos en saco roto los buenos propósitos que nos plantearemos, tanto nosotros como nuestros Gobernantes, aunque, para que nos vamos a engañar, volveremos a caer en los mismos excesos y errores, como debe ser tratándose de los homínidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario