EL FIN DE UN MUNDO


Ayer volví a ver Contagio de Steven Soderbergh, y es que la película refleja muy bien lo que nos está pasando con el coronavirus, incluso en la figura del blogger Jud Law, una premonición más sobre lo que nos ha sobrevenido. Pero no sé si tengo aún plena conciencia de lo que está pasando; ayuda el hecho hasta ahora de no tener ningún familiar afectado por el virus y que el confinamiento no altera demasiado mi vida normal. Salvo el hecho de salir por la mañana una hora y media a caminar o con la bicicleta, el resto del día ya estaba confinado en casa voluntariamente, y este hecho quieras que no ayuda a superar el confinamiento o hibernación que decía un destacado líder sindical.

La sensación es que estamos viviendo una película de ciencia ficción, sufriendo un ataque planetario en nuestra convivencia, recluidos sin salir de casa para no aumentar el peligro que nos puede destruir. Las calles están vacías. La gente sólo sale para aplaudir al sanitario desconocido que intenta salvarnos del pesadilla. Radio y televisión transmiten día y noche los partes de guerra: el número de muertos y heridos, aquí y en el resto del mundo. También aparecen en la televisión el capitán médico y altos cargos de los ejércitos de tierra, mar y aire, que informan de las bajas y de la construcción de más hospitales de campaña. Este cuadro que nos describe Lluís Bassat en la vanguardia no es del todo cierto, como siempre, el comportamiento de la sociedad va por barrios, y en mi barrio, tal vez debido a que en un radio muy pequeño está el Mercado Municipal, un Día, un Condis, un Consum y lo que queda del Supermercado Juma, aparte de tres fruterías y la Farmacia, la verdad es que por la mañana hay mucho movimiento de personal, paseantes de perros aparte, si es cierto que por la tarde se reduce mucho el movimiento de la gente.
También los hay que aún no se habrán enterado del confinamiento, esta misma mañana dos chicas sentadas en un banco debajo casa en la Plaza Junqueres han estado charlando casi una hora sin mascarillas ni perro para justificarse. Debe de ser lo que decía, no tenemos plena conciencia de lo que está pasando, y lo peor aún está por venir, cuando acabé la pandemia y comience el drama económico que será durísimo y nos acabará afectando a todos. En cierto modo nos hacemos el loco y escondemos la cabeza cual avestruz cobarde, y es quizás  esta actitud la que nos salva, admitir la gravedad de la situación en su todo sería terrible, difícil de asumir, y en este sentido si que debería agradecerse a los Gobiernos, tanto al español como al de la Generalidad que nos hayan ido avisando de la magnitud del problema paulatinamente sin plantearnos toda su gravedad de golpe, lo que nos ha ayudado a relativizarlo y digerirlo.

Las personas mayores, los que hemos hecho setenta años o más, intentamos por todos los medios no ser afectados por el ataque del virus, porqué nuestros médicos ya nos han dicho que darán prioridad a salvar la vida de los jóvenes con más año. Lógico, pero duro, y es lo que corresponde, aunque a nivel de geriátricos se podía haber hecho algo más, pero para esta pandemia como para la vida no hay manual de instrucciones y de hecho todos los Gobiernos han caído más o menos en los mismos errores, improvisando medidas sobre la marcha con mayor o menor acierto, y no es ahora el momento de pedir responsabilidades a los Gobernantes, y posiblemente cuando pase todo tampoco debería serlo, pero aquí me temo que ya aparecerá la miseria política de la oposición para intentar sacar redito de la situación.

Esta película de ciencia ficción, no acabará bien, vamos a ganar el enemigo porque somos más fuertes que él, pero no recuperaremos el mundo en el que vivíamos, lo decía muy claro Manuel Castells: "No es el fin del mundo. Pero es el fin de un mundo. del mundo en el que habíamos vivido hasta ahora". Este mundo ya no volverá, y empezaremos una nueva era, no sé si mejor, pero si más racional y menos agresiva con la naturaleza y con nosotros mismos.

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2 Comentarios

  1. Dudo mucho que aprendamos la lección y a nivel mundial emprendamos una nueva etapa más respetuosa con la naturaleza. Habría que cambiar el modelo económico, que las potencias lo asumieran y que China, por ejemplo, como gran potencia que saldría seguramente reforzada por la crisis, renunciara a su política de crecimiento contante tan contaminante. Habría que empezar de cero. Y para eso, solo una guerra o una sucesión de crisis pandémicas serían las impulsoras. Esperemos que no.
    Un saludo.

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  2. Nada de eso, vamos a cometer otra vez los mismos errores, sobre todo los Estados, de todos modos nesta pandèmia durarà aún en mayor o menor mesura un año largo. Habrá tiempo para reflexionar, aunque seguramente se quedarà en buenos propósitos que no se llevaran a cabo.

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