Después de cinco semanas de confinamiento, las gónadas del personal están ya muy hinchadas en general, no sólo las de un servidor. Este comentario es evidentemente machista pués solo se habla de gónadas que las señoras no tienen y si suelen tener más paciencia que los hombres. Incluso el afilador (el afilador 2.0 que te hace la factura por afilar un cuchillo o unas tijeras por ordenador, [con IVA y todo]) y que lo veo cada martes desde la ventana de casa está también confinado.
Y claro, uno está harto de muchas cosas: Harto de ruedas de prensa en Madrid y en Cataluña con ministros, militares 'queridos', consejeros y algún entendido en la materia (si es que alguno hay). Harto de la miseria moral de la oposición y del Gobierno. Harto de escuchar a gente diciendo: vamos a salir de esta. Harto de escuchar que los niños son maltratados en beneficio de los perros, y en cambio que nadie se acuerde de los abuelos, sólo para contar los que se les han muerto en las residencias. Harto de escuchar expertos que no tienen ni idea como nosotros. Harto de los que salen en los balcones a cantar, a recitar poemas, o incluso a aplaudir, a los que hacen pan o pasteles, o los que hacen gimnasio en el balcón, harto de los llorones de la cultura que nos invaden con conciertos por instagram uno tras el otro a cual más patético, salvo Andrea Motis. Harto de mí mismo, que estoy harto de no poder salir..., !ojo¡, si que podemos salir, dicen los juristas que las multas que ponen las policías (que tenemos muchas y variadas) no son válidas, pero de hecho y en general la gente nos comportamos, y no salimos o lo hacemos lo justo.

La juventud lo lleva mejor que los adultos y mayores, tiene su sentido, ellos están acostumbrados a relacionarse de otra manera con el móvil y por tanto no tienen la necesidad imperiosa que sentimos los adultos de salir a la calle. Aparte, este confinamiento que sólo se da en España y en Italia, es una tontería, una inutilidad decidida por cuatro alcaudones que no tienen ni idea de nada, y nosotros,  -y esto me empieza a preocupar- les hacemos caso. En vez de rebelarnos, y hacer la pataleta de llevarles la contraria y salir todos en masa a la calle, nos confinamos deobedientes como nos hemos vuelto. Y a lo mejor ya basta, y hay que salir a la calle ya, al fin y al cabo, es peor para nuestra salud estar confinados en casa que salir a la calle si se hace con precaución, que para eso ya tenemos mascarillas aunque tampoco sirvan para gran cosa.

Resulta que los que trabajan pueden coger el metro o el autobús y en cambio alguien no puede salir a caminar o a correr, o en bicicleta, salvo Don Mariano, sobre todo si en el fondo la excusa que nos dan las autoridades, es por qué si tenemos algún accidente no se nos podría atender a urgencias.
En cuanto a los niños, entiendo que necesitan más salir los padres que los niños, que éstos se adaptan mucho mejor al confinamiento que los adultos, que no lo llevan tan bien y hacen cosas muy raras, como una mujer que decía el otro día en un tuit: ¡Estoy harta de los nietos de mi madre!.

Sería de agradecer (ya sé que es muy dificil) un poco de sentido común en nuestros Gobernantes, y en vez de estar tan atareados contando los muertos, se preocuparan de flexibilizar el confinamiento y que éste fuera bastante más relajado y razonable como lo es en todos los países de Europa, salvo Italia; si incluso en Portugal o Andorra lo han hecho mucho mejor que aquí, pero eso es pedir demasiado, donde no hay no puede manar, el Gobierno filoetarra-comunista-chino del Sr. Sánchez lo ha hecho muy mal, mucho, y deberán responder de su nefasta gestión de la pandemia, aunque ahora no sea el momento, aspecto que el Pp y VOX, no han entendido, en cambio Arrimadas, quizás forzada por la necesidad, si.

Esta pandemia está poniendo en peligro el liberalismo occidental. Estamos viendo que es difícil compatibilizar el liberalismo con la pandemia. ¿Está Occidente ante una amenaza de un retorno a la sociedad disciplinaria? Claro que si, en los aeropuertos, por el peligro del terrorismo nos sometemos ya sin rechistar a unas medidas de seguridad que son locura y que no pocas veces resultan humillantes. Cada uno de nosotros es tratado como un potencial terrorista. El virus representa otro tipo de terrorismo incomparablemente más peligroso que viene del aire y que se ha propagado por el mundo entero. Es invisible y omnipresente y mata a mucha más gente que el terrorismo. ¿Será capaz el virus de transformar permanentemente la sociedad liberal occidental en una sociedad disciplinaria, en la que todos sin excepción somos tratados como potenciales portadores de virus?, si también, la pregunta es, ¿hasta cuando lo consentiremos?.

coletilla: en un aspecto más de la indigencia del personal este que nos mal gobierna, ahora Teresa Ribera entre otras lumbreras ha descubierto que la bicicleta es ideal para moverse en las ciudades. En mi caso, llegan 65 años tarde. En Madrid se ve que a partir del próximo miércoles ya se podrá circular en bicicleta de Bici Mad, y los particulares con bici propia ¿que?, ¿que? ¿que?