Con relativo interés vi la primera parte del partido de ayer de la reanudación de la Bundesliga entre el Borussia Dortmund i el Schalke04, o 4-0 en el caso de ayer. La sensación de ver un partido de fútbol en directo sin público es extraña, quizás porquè en mi caso el fútbol me aburre sistemàticamente juegue quien juege y de hecho veo los partidos del Barça para ver si gana y los del Madrid para ver si pierde, el resto, poco me interesa; antes, si me gustaba ver los partidos del Barcelona B, cuando jugaban un buen fútbol, pero de esto hace mucho tiempo, de cuando jugaban Basora, Cesar, Kubala, Vila y Manchón, y el Barça B era el Condal, o cuando la quinta del Mini con Iván de la Peña a la cabeza.
Calculaban los medios que mil millones de personas atenderían por televisión el retorno de la Bundesliga. Quizá sea una cifra exagerada, pero es indiscutible el papel relevante que ha adquirido en este momento crítico. Lo que ocurra en el campeonato alemán trasciende al resto del fútbol. Desde los ámbitos deportivos, económicos y sanitarios le observan, ya que de algun modo actúa como un laboratorio de pruebas ante el incierto panorama que nos ha dejado el virus.
Si la aventura del fútbol alemán termina bien, se multiplicarán las razones para confiar en el buen destino final del resto de los grandes campeonatos y de unos cuantos deportes de élite más atacados por la duda. Si sale mal, el golpe para el fútbol será mortal, la estocada definitiva. De todo esto trata su regreso. Por lo que se vió, fue una vuelta con mucho protocolo que mejorar, sin aquel punto efusivo de los estadios llenos a reventar, sin nadie que pudiera insultar a las madres de los árbitros o los árbitros asistentes, ni cebarse con el rival si pierde. Sin descargar la adrenalina de miles de espectadores en el campo, ocultando su fracaso y mediocridad gritando desaforados contra todo; ya no tendremos a miles de entrenadores en el campo, y aunque en el partido que vi ayer hubo goles y buenas jugadas, faltó lo más esencial, la base del fútbol, el público en el estadio y la identificación con su equipo. Y es importante recordar que la liga Alemana no tiene nada que ver con la Española, pues mientras que la primera puede sobrevivir por su idisioncracia mas localista, la española tiene un grave problema de techo económico que planea sobre ella que no creo sean capaces de resolver, por más interés que pongan los medios y las casas de apuestas que les financian. Como diria el filósofo José Maria Garcia: el tiempo este juez insobornable que da y quita razones, tendrá la última palabra.
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