HACER UN MARHUENDA


Se suele decir que de la discusión nace la luz o se saca el entramado, y posiblemente no sea así, pues tras una discusión cada uno se queda con sus convicciones que ya llevaba puestas antes de empezar a discutir, sólo que las tiene aún más claras, una vez los discutidores han gritado mientras discutían y se han interrumpido convencidos cada uno de su razón que esgrimen a menudo de mala manera, sin escuchar los argumentos del otro y por lo tanto sin rebatirlos. Basta con escuchar a los tertulianos de cualquier emisora ​​de radio para ver esta involución, de cómo se cortan, a veces incluso descalifican o insultan y se piensan - esto es muy hispánico -, que quien más grita más razón tiene.

La otra tarde en liarla Pardo, hablaban de la posible implicación de Mossen Fernandez Diaz con el caso Kitchen; estaban Cristina Almeida, Marc Vidal y el Comisario Marhuenda, que como es lógico sacaba hierro a las posibles implicaciones del converso Fernandez con el caso, cuando está hundido en el fango de las cloacas del estado hasta el fondo. Hombre, si el condecorador de vírgenes, a Marhuenda le nombró Comisario honorífico, que tiene que decir el hombre, el pobre hombre que ha acuñado el término 'hacer un Marhuenda' por su cobarde huida de una tertulia.

De este tipo de personajes que opinan de todo sin ningún tipo de rubor, que sentencian y pontifican, citan a otro para reafirmar su postura, que llevan en la alforja toneladas de demagogia y su palabra es casi palabra de Dios, surgió una nueva actitud: se llama hacer un Marhuenda, en honor al director del tabloide La Razón Paco Marhuenda, que dio nombre a esta actitud de un tertuliano; hacer un Marhuenda significa que cuando te acorralan con preguntas de comprometida respuesta y más si quien las hace es Pilar Rahola, - que es un Marhuenda del otro bando - y no sabes que contestar pues no tienes salida, simplemente te levantas de la silla y abandonas obviamente ofendido y enfadado la tertulia. A esto se llama hacer un Marhuenda.

Marhuenda, como Boadella, Alejo Vidal Quadras, Loquillo, Felix de Azúa, o Girauta...(bueno este no, este es solo un tonto) y otros catalanes ilustres exiliados la mayoría en Madrid, sufren la síndrome de Xenius, que por lo visto no tiene - de momento - cura.

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