Un reportaje en ‘The New York Times’ destapó en 2007 la impostura de Tania Head: la barcelonesa que surgió de los escombros del 11-S. No había ni un gramo de verdad en su relato de sufrida superviviente. 
El próximo viernes 11 de septiembre, hará 19 años desde que se produjeron los ataques terroristas perpetrados en Wall Street y Washington que cambiaron el rumbo de la historia. Toda persona que siguió en directo lo que aquel día sucedía como si se tratase de una pesadilla que no se podía apagar, guarda en la retina las imágenes de los aviones llenos de pasajeros embistiendo las torres del World Trade Center (WTC) y de los cuerpos cayendo al vacío antes de que se derrumbasen esos emblemáticos edificios gemelos símbolos del capitalismo.

Cuando los ataques ocurrieron, en las oficinas de Merrill Lynch que ocupaban la planta 78 de la torre sur, se hallaba Tania Head, una joven empleada de esta empresa con licenciaturas en su currículo de las Universidades de Harvard y Stanford, que resultó ser uno de los afortunados 19 supervivientes de las plantas superiores del edificio. Más tarde recordaría Tania que al producirse el impacto del avión, ella soñaba despierta en el bello vestido blanco que llevaría el día de su boda con su prometido, Dave, que trabajaba en la torre norte y cuyo nombre saldría en la lista de víctimas mortales de aquella tragedia, aunque eso no lo sabría Tania hasta más tarde, pues aquel día ya bastante tenía con salvar su propio pellejo.

Porque de golpe todo cambió. Ve atónita cómo su secretaria resulta decapitada y mientras baja las escaleras a toda prisa, casi a ciegas, guiada por un bombero, un hombre, un buen samaritano, a Tania le apaga las llamas que han prendido en su vestido; otro, justo antes de morir, le da su alianza de casado para que se la entregue a su esposa, es decir, viuda. En la huida el brazo derecho de Tania queda maltrecho y a los cinco días despierta en una clínica, donde permanecerá ingresada dos meses.

De todo esto nada se supo hasta el 2003, dos años luego de los atentados, que es cuando Tania Head empieza a relatar, en un buscador llevado por los supervivientes, cómo logró salir con vida de aquel infierno. La buena acogida que generaron a lo largo de varios meses sus detallados mensajes llenos de sufrimiento y compasión, le mereció que le invitasen a la conmemoración que tendría lugar en la zona cero en honor de las víctimas de los ataques terroristas. Pero en la víspera de la ceremonia Tania envía un correo a los organizadores en el que les explica “que aún no está preparada para volver” a ese sinestro escenario.

No fue hasta el 28 de enero del 2004 que Tania se personara, por vez primera, en una de las reuniones de la Red de Supervivientes del WTC. A modo de reconocimiento de sus conmovedores correos, los otros supervivientes allí presentes le reciben con los brazos abiertos, pues ya se había convertido en toda una leyenda. Tanto es así que no tardaría nada en ser elegida presidenta de la Asociación de Supervivientes.

El 27 de septiembre del 2007, un reportaje en The New York Times destapó la impostura de Tania Head. No había ni un gramo de verdad su relato de sufrida superviviente, puesto que el día de los ataques no sólo no estaba ella en la planta 78 del la torre sur, sino que ni siquiera estaba en Nueva York. Tampoco había sido nunca empleada de Merrill Lynch, ni mucho menos licenciada de Stanford o Harvard. En cuanto a ese pobre Dave, que sí murió víctima del ataque, no le conocía de nada. Y no constaba en parte alguna que hubiera estado ingresada en ningún hospital o clínica de Nueva York.

Tania Head era en realidad Alicia Esteve Head, de Barcelona, hija de Francisco Esteve Corbella, que en el 1994 se vio involucrado en un asunto de pagarés falsos junto con el ex conceller Jordi Planasdemunt, por el que le cayeron seis años de cárcel, extremo que provocó que Alicia y su madre se alejasen de la familia. Lo del brazo derecho deformado era debido a un accidente de tráfico sufrido mucho antes de los ataques terroristas.

Una vez descubierto el fraude, se puso en circulación un correo que aseguraba que Tania se había suicidado, pero que resultó ser otra mentira más en la vida de esta barcelonesa tan dada a hacerse pasar por víctima sin serlo en absoluto, precisamente el 11 de septiembre. - john william wilkinson - lavanguardia.com