"Old lives matter", es un manifiesto firmado por más de 40 sociedades científicas y sanitarias del mundo que avisa de la discriminación por la edad que sufre la gente mayor. La iniciativa de esta campaña parte de la Sociedad Francesa de Geriatría y Gerontología, y se inscribe en el contexto de la pandemia por la Covidi-19, que ha puesto aún más en evidencia una discriminación que, según se subraya, "es la más extendida, la más corriente y la más universal. Además, es la única que no está sancionada por ley". Se basa con expresa voluntad de llamar la atención como el eslogan "Black lives matter", fruto de la contundente movilización antirracista a raíz del asesinato de George Floyd en Minneapolis.
"La discriminación por la edad es una forma de alterar los derechos de las personas, es una forma de maltrato", explica José Augusto García Navarro, presidente de la SEG y director general de la CSC. La pandemia no sólo ha puesto en evidencia esta discriminación por edad, sino que la ha agrandado, señala, sin que se vea ningún propósito de enmienda por parte de los poderes públicos. "Hemos explicado a el Gobierno -indica- que no puede hacer planes sin los afectados las familias, los cuidadores ... pero no atienden a estas peticiones". Se venía ya de un "edadismo brutal" de un culto no sólo a las personas jóvenes sino físicamente perfectos, comenta el presidente de la SEG, ya pesar de todo lo ocurrido no está cambiando nada.
El manifiesto de la campaña "Old lives matter" subraya que el edadismo es la discriminación más corriente y se ha visto con claridad en estos últimos meses. "Son las residencias, que algunos quieren reconfinar sin preguntar una vez más la opinión de los residentes, ni sus familias". Son las urgencias, se recuerda, que han podido rechazar acoger personas mayores en plena pandemia. Son las sempiternas publicidades de cremas antiarrugas que estigmatizan el hecho de envejecer. Es la denigración perpetua -el hostigamiento a la vejez de las personas mayores por su (presunta) ineptitud con las nuevas tecnologías. Es la palabra "jubilado" que genera el inmediato rechazo de la sociedad. Es el culto permanente a la juventud.
La manera de tratar a la gente mayor ha cambiado. Antes, por el hecho de haber vivido, el saber y la experiencia estaban en manos de la gente mayor, avalados por toda una vida de aprendizaje, pero actualmente se han cambiado los papeles, la experiencia se ha perdido sobrepasada por la modernidad, el conocimiento se está desvaneciendo y la gente mayor ha perdido autoridad y se ha perdido en medio de la velocidad a la que se mueve el nuevo conocimiento. O quizás es que el concepto de experiencia y conocimiento han cambiado. La gente mayor se ve como un estorbo, no produce y encima cuesta dinero al Estado, además en esta sociedad neoliberal tan competitiva, una persona de 45 años en adelante ya se considera laboralmente mayor, y por lo tanto inútil, se pueden ver ejemplos de ello cada día en el propio entorno.
Me preguntaba hace unos meses si era mayor o viejo. Depende, aunque cuando yo sea más mayor, espero no comportarme como un viejo, o eso creo ahora. Después..., después supongo que haré como todo el mundo, aunque quiero decir en descargo de la gente mayor, que el comportamiento anómalo que los acompaña a partir de una cierta edad, no es su culpa, pues sospecho que la naturaleza adecua el grado de pensamiento a la edad para hacer más llevadero el hecho irremediable de la decadencia física, acompañándolo pues de la psíquica. Y es que de no ser así, envejecer plenamente consciente, sería terrible. Peor aún es la gente mayor que no lo acepta y se comporta como si el tiempo no hubo pasado, lo cual ya roza el patetismo. Insisto en que hay que ser consciente y adaptarse y comportarse según tu edad, o mejor dicho, según tu estado, pues no todo el mundo envejece igual.
Decía Cioran que la vejez es la autocrítica de la naturaleza, pero uno piensa que más bien se trata de una venganza, muy cruel por cierto, al fin y al cabo, cada uno envejece como puede, o como le deja la vida, no como quisiera. Hay pues que respetar a la gente mayor, no por ser mayores, sino por qué son personas, y como tales se les debe respetar.
Cualquier día se sacan de la manga nuestros amados políticos una ley que niegue el derecho al voto a pensionistas y parados de larga duración. Así pueden legislar sin miedo a que no les voten estos colectivos, au nque reduzcan o eliminen las prestaciones.
ResponderEliminarSaludos.
No me sorprendería, aúnque no creo que se atrevan...
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