GALICIA, ARQUEOLÓGICA y NO LÓGICA



En Pontevedra, en el municipio de Agolada, el propietario de un terreno situado en el paraje de O Valadoiro ha pedido a la com­pañía eléctrica una acometida de luz para su casa. La compañía le ha dicho que le costará 17.000 euros. Cuando el hombre ha ­preguntado por qué costará tanto, si normalmente las acometidas son baratas, le han contestado que la línea se tiene que soterrar porque la casa y el terreno están en una zona de protección arqueológica.

Como José Manuel Méndez,no tenía ni idea de que su casa estaba en una zona arqueológica, a base de papeleo burocrático ha descubierto que oficialmente tiene un menhir. El supuesto menhir no es sino una roca que puso ahí en 1985. Lo explica Rocío Ramos en La Voz de Galicia : aquel año abrieron un tramo de pista en una zona granítica situada a tres kilómetros. La zona de donde llegó la roca es granítica, pero O Valadoiro no. Para hacer la pista tuvieron que dinamitar una gran peña. La explosión la convirtió en un montón de rocas de diferentes tamaños. El señor Méndez le preguntó al propietario de la finca si podía llevarse una para hacer una fuente. El de la finca le dijo que la cogiera sin problema.

Una vez en su terreno, la roca se quedó allí. Han pasado cerca de cuarenta años y la fuente todavía está por hacer. Pero, sin encomendarse a Dios ni al diablo, algún supuesto arqueólogo glamuroso la vio y decidió que era un menhir. Y como tal lo ha catalogado la Xunta de Galicia. Ahora, para que el señor Méndez pueda tener su acometida de luz, la Dirección Xeral de Patrimonio le exige que demuestre que eso no es un menhir, y que lo haga con documentación y un informe arqueológico que le costará dos mil euros. 

Explica que «é como si tiveras un xacemento arqueolóxico, un Ben de Interese Cultural», lo que implica una serie de condicionantes. «Pero é falso», afirma. La Xunta tiene catalogada la piedra con el nombre de Menhir de Riba desde el año 2018. 

La finca de donde salió la piedra es de Juan Humberto Varela Coego. Ahora aquel terreno, afectado por la parcelaria, ya no es suyo y pasó a otras manos en el proceso de concentración. Ese terreno sí se encuentra en la vecina parroquia de Merlín. Juan Humberto Varela Coego tiene ahora 89 años pero aún recuerda la petición de su vecino, «de aquela aínda un rapaz», y que este había acudido allí con su tractor. Era el año 1985 y señala que con la apertura de la carretera que va de Agolada a Vila de Cruces tuvieron que dinamitar varias piedras con explosivos. Para ello, indica, «xuntaron alí un montón de pedras grandes nunha finca chamada A Casa Nova» que era de su propiedad. En la parcela de enfrente había una construcción que se llamaba A Corte das Cabras. La finca de Varela Coego lindaba con el entronque de la pista que va al lugar de Carral, en la parroquia de Santa Comba. Hoy las fincas coinciden con el polígono 503 y la parcela 53 del catastro. 

Es decir: en vez de rectificar y reconocer que han metido la pata, le piden a él que pague por un error que no es suyo, y ojo con tocar la piedra o menhir, porque como mínimo lo acusarían de atentar contra el patrimonio megalítico de la humanidad. Galiza calidade.

No hay comentarios:

Publicar un comentario