Comentaba ayer, sobre el uso de la mascarilla una vez levantada la prohibición de llevarla por todas partes, aspecto que no sé si el personal lo ha entendido o se le ha explicado bien. Hecho el ciclista trabajo de campo el primer día en que ya no era obligatorio llevar las mascarillas por la calle, lo he vuelto a hacer hoy de manera pedestre y la confirmación es que de 60 para arriba la mascarilla es mayoritaria y de 60 atrás hay de todo, mitad y mitad diría.
Supongo que nos hemos acostumbrado de tal manera a la recomendación de llevarla que la hemos incorporado a la vida de cada día como una costumbre más, como la práctica inconsciente de las cosas cotidianas ¿Tenemos miedo? ¿Somos cautos y previsores? La respuesta es que la gente mayor la sigue llevando en su mayoría por precaución, a pesar de estar vacunados, y por otro lado, como estaremos todo el día sacando y poniéndonos la mascarilla (cuando entramos o salimos de un tienda, cuando se acerca un desconocido o nos encontramos un conocido) y, por qué no decirlo por pereza, por no tener que estar todo el tiempo, ahora me la pongo ahora me la quito, en un especie de striptease facial .
Dicho esto, la sensación de libertad, de respirar a fondo caminando por la calle sin mascarilla, es muy gratificante; ya me he hecho con una bolsita para llevar la mascarilla FPP2 que es más resistente, y ándele ándele, a ponerse y sacarse la puta mascarilla cada dos por tres.
Ahora es como si fuera en pelotas por la calle. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Si, pero a ver si las pelotas se nos van a subir al cuello, que la variante Delta del bicho está empezando a hacer estragos.
ResponderEliminar