TOTIS NO ES TONTI



El lenguaje es una forma de poder. Un campo de batalla en el que, de forma secular, el poder político y el religioso han tratado de imponer lo que merece ser nombrado y en qué términos - Emma Riverola

Era la semana del Orgullo y, ante un auditorio LGTBIQ+, la consellera d'Igualtat i Feminismes, Tània Verge, se dirigió a “totis”. Con esa desinencia con i quiso alejarse del uso normativo e integrar a las personas no binarias, aquellas que no se sienten identificadas en las categorías hombre-mujer. Esa i tiene el mismo sentido que la e inclusiva que el activismo utiliza en castellano: "todes", "alumnes", "niñes", etc. Un uso cada vez más extendido entre los jóvenes, especialmente en Argentina y Chile. No está bendecido por la RAE, pero la calle no siempre sigue los pasos de las instituciones. Es cierto, esa i suena a juego infantil, como señalaba mi amigo Fonalleras, pero no estoy tan de acuerdo con su referencia a Carme Junyent: “es una superstición creer que el lenguaje crea realidad”.  

Totis no es tonti, pero poco le falta, al fin y al cabo se trata de una frase de postureo pelotari para uso y disfrute de las personas a las que se estaba dirigiendo la Consellera, una de las frases tan en boga últimamente extendidas sobre todo desde el área de Podemos, y que no deja de ser con todos los respetos, una boutade, una nadería, que suena un poco a estas chiquilladas de los locos bajitos cuando no se salen con la suya. Saben que no les servirá de nada, pero ellos montan el numerito. En estos ejercicios de lenguaje se suele caer a menudo en el ridículo, recuerden a la señora Pajín y sus celebrados: miembros y miembras. Si en cambio, habría que modular el lenguaje en otros sentidos más cotidianos, fíjense que cuando algo nos parece muy bien, decimos: esto es cojonudo. Mientras que si es algo muy pesado, se suele decir: esto es un coñazo. Ya se que puede parecer subliminal, pero no deja de ser micromachismo, otra palabro o palabra que habría que revisar o erradicar. O es machismo o no lo és, pero eso de micromachismo, en el fondo es otra boutade o una tonteria tonti.

Valdría más emplear el esfuerzo en educar a la gente sobre el entorno LGTBIQ+, que la mayoria ni sabemos que significan estas siglas. Y pensar que todo seria mucho más sencillo, si habláramos sólo de personas, y punto, personas humanas que nos decia hace ya tiempo Mikimoto. No se porque tenemos esta manía de clasificarlo todo, porqué al paso que vamos LGTBIQ+ se seguirá ampliando con más variaciones de género, y para variaciones ya tenemos mas que de sobra con las de Goldbergh.



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