Si hacemos caso a nuestros Gobernantes y los presuntos expertos, España ha entrado en la Nueva Normalidad que presidirá nuestras vidas durante los próximos meses, y serán probablemente muchos. Blindada ancianos a través de las vacunas, esta nueva normalidad se caracterizará por muchos contagios y relativamente hablando pocas muertes porque el daño se centrará en unas franjas más jóvenes y resistentes a las complicaciones de la enfermedad. Pero más allá de las alegrías forzadas, continuará el desastre. Con el fracaso colectivo del bajísimo índice de vacunación de la población juvenil y el cuerpo central de los trabajadores de edad media, no tenemos escape. La vacuna ha bajado a 51 años la media de edad de los hospitalizados, pero en Cataluña en los últimos diez días los internamientos están creciendo un 33%. De momento, oficialmente nos dicen que esto es más preocupante que grave. Y comienza a haber infectados a varios geriátricos.
¿Se podía haber evitado la recaída?, o al menos podíamos haber reducido estas malas dimensiones del problema. Pues sí, rotundamente sí, pero la profundidad del mensaje del espíritu de desobediencia que nos han inculcando en los últimos años desde los mismos poderes la ha convertido en imposible. Ante esto, el péndulo nos devuelve a los cierres intermitentes del ocio nocturno, los CAP desbordados solicitando ayuda a los hospitales, y a que veamos muchas más máscaras voluntarias de las esperables.
Hay un factor negativo que se mantiene respecto al año pasado. El hecho de que los otros países europeos no aconsejen viajar a España a los turistas nos ha llevado el pánico a la caída económico que atenaza de arriba a abajo en nuestra sociedad. De hecho no es que nos sorprenda, lo han vuelto a hacer, las autoridades sanitarias han vuelto a cometer los mismos errores del pasado. Pretendían salvar la temporada turística y va a ser que no. No decían que habían aprendido, que no lo volverían a hacer. Pues no, no han aprendido nada, España es líder en infectados, el 41% de toda Europa y Catalunya sola representa un 15% del total.
Si es que se dieron todas las condiciones para que estallara la tormenta perfecta: el fin de llevar la mascarilla por la calle, la apertura de la juerga de la noche y en Catalunya por si fuera poco, la verbena de San Juan, un cóctel explosivo, un cóctel que ya ha explotado. ¿Es que no aprenden nuestros Gobernantes? y esta vez no le pueden echar la culpa a Madrid, la han cagado y bien cagado ellos solitos. A la mierda la Nueva Normalidad.
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