POLÍTICA DE CAMPANARIO



Por segunda vez en el plazo de unos pocos días, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, ha rechazado autorizar la prórroga del toque de queda en varios municipios de Cataluña argumentando que no se daban las condiciones para ello y, que en el fondo, las motivaciones del Gobierno acababan teniendo un trasfondo injustificado que implicaba la limitación de derechos fundamentales y de libertades públicas. Y es posible que el TSJC mal que le pese al Gobierno y a algunos alcaldes, esta vez tiene razón.

Lo digo por que la gente también se contagia de día y la sensación es que aquí, aprovechando la situación, se ha querido solucionar un problema de orden público nocturno que no es nuevo y que hace años se les ha escapado de las manos, y lo quieren controlar de la manera más fácil, restringiendo libertades. Con el toque de queda aplicado sin Estado de Alarma también había botellones. Y cuanto más buen tiempo hacía, más botellones había. Hasta ahora que es un festival diario y cada ciudad y pueblo tiene su propio botellódromo funcionando a pleno rendimiento. ¿Recuerde que nos dijeron que para evitarlos se abrirían los locales de ocio nocturno, porque allí todo estaría más controlado? Sí, ¿verdad? Y ¿Cuánto duraron en funcionamiento? Cinco minutos, porque aquello, junto con los viajes de fin de curso y los grandes festivales nos llevaron a una nueva ola. Y pasó en plena frase de vacunación mayoritaria y con toque de queda en vigor. Y así llegamos donde estamos ahora. Ahora bien, por favor, que no hagan ahora una ley para las pandemias como pide Pablo Casado, que de hecho parece una ley anti botellón, que de leyes ya tenemos demasiadas, aparte de que ya existe esta normativa sobre el botellón, sólo habría que aplicarla. Y es que se ve que el botellón lo han descubierto hace quince días, y es el gran culpable de todos nuestros males.

En el fondo, la Generalitat cuando quiere limitar el movimiento de sus ciudadanos por las noches, coge el camino fácil de recortar sus derechos. Quizás si se dedicara - por ejemplo - a crear puestos de trabajo para los jóvenes, estos ya no estarían tanto para botellones, pero esto sería hacer política, y para prohibir, para recortar derechos a los ciudadanos no hay que hacer política, sino politiquería de vuelo gallináceo, política de campanario.

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