Poco después de finalizar la Guerra Civil española empezaron a circular por las carreteras los últimos y más caros modelos de automóvil de la industria extranjera, a los que la gente llamó haiga. Este nombre nació en Madrid basado en una anécdota con la que se trataba de ridiculizar la incultura y el origen plebeyo de los que, enriquecidos por la guerra, comenzaban a airear los millones conseguidos gracias al estraperlo y el mercado negro.
Aquellos nuevos ricos eran ignorantes y toscos, y se decía que cuando compraban un automóvil, no preguntaban ni por precio ni por la marca, sólo exigían con chulería "el mejor que haiga". de ahí pues la expresión 'Haiga'.

He recuperado este escrito porque hoy recordaba dos situaciones curiosas con los ricos y los vehículos que tenían.

Amancio Ortega tuvo durante muchos años un BMW de segunda mano matrícula de Gran Canaria, que conociendo al personaje no sorprende, es la austeridad absoluta, o lo era cuando lo traté durante unos años.

Josep Puigneró tenía un viejo Ford Taunus, para ir de Vic a San Bartomeu del Grau, a la inversa y poco más. Entre Josép Satorra y Rosendo su hermano le compraron un BMW nuevo. Pues Josép lo tuvo dos años en el garaje en Vic sin tocarlo. ¿Que dirán al pueblo si me ven con un coche tan caro?, les decía.

Sobre Amancio Ortega, sólo una pincelada que publiqué hace tiempo: "Es difícil hablar del tema sin caer en demagogia barata, pero la realidad es que resulta que vivimos en un mundo complejo en el que uno puede estar sentado en el sofá, alabando las maravillas del programa de Jordi Évole en salvados, sin saber que los vaqueros que lleva puestos en este mismo momento pueden haber sido hechos por uno de los migrantes salvados por el Astral, o que los pantalones en cuestión pueden haber pasado por un taller de Estambul donde los trabajadores, algunos ilegales, cobran un euro a la hora. acaso el tiñó este tipo que no puede evitar romper en lágrimas cuando, en pleno Mediterráneo, un cooperante le dice por el megáfono "Welcome to Europe".

Dicen en Inditex que ellos realizan continuas inspecciones a sus proveedores, también a los turcos. Que hacen lo que pueden, aseguran, pero que no hay manera de estar en todo. Que nuestra demanda de pantalones, faldas, vestidos, camisas y camisetas baratas es tan enorme que tenemos a la industria asfixiada de trabajo. Y claro, al final se les cuelan dos o tres empresas díscolas, de esas que explotan personas, refugiados incluidos, niños incluidos. Pero la esclavitud, sostienen ellos, la ejerce quien sostiene el látigo, no quien lo financia. Lo mismo o parecido dicen también las otras marcas a las que la BBC ha sacado los colores por este mismo tema: Mango, Marks & Spencer, Next y Asos.

Y es cierto, al menos Inditex vigila mucho este aspecto. Amancio Ortega ha erigido el imperio de Inditex, golpe a golpe verso a verso, a base de trabajo, esfuerzo e imaginación, lo que molesta mucho en este país, y a los ciudadanos imagino que Amancio Ortega les diría que compren la pieza que compren de la marca que sea, habrá sido fabricada en las mismas circunstancias que las de su grupo, aunque quizás con menos control, y, no es cierto que los ciudadanos no les importe esta supuesta explotación de mano de obra barata, simplemente la consideran normal. Alguien diría que mejor un euro a la hora que nada, peor están en las maquilas de México, si no son explotados por estas empresas orientales lo serán por otros o por su propio Gobierno. Tampoco podemos comprar móviles, portátiles, televisores ni nada donde entre el coltán. Ni nada fabricado en China, y habría que olvidar las condiciones de los trabajadores en Qatar, donde habiendo muerto casi 1.500, acaban de reconocer el primer muerto de accidente laboral.

No podemos darnos la culpa de todo y no estoy de acuerdo en la demagogia de castigar las marcas que sabemos que anteponen su beneficio económico al social, más que nada para que estas son las reglas del juego capitalista. Dejar de comprar sus productos durante un tiempo y recordar a los que siguen haciéndolo que estos vaqueros, estas camisas representan lo peor de nuestro sistema es inútil. Intentar, en la medida de nuestras posibilidades, que el consumo adquiera la dimensión ética que merece, es también inútil por más esfuerzos que se dediquen, simplemente por qué no podríamos comprar nada, y encima este obrero sirio en Turquía o en otro país de estos no cobraria ni este euro a la hora. "

En cuantgo a Josép Puigneró, sólo reseñar que con Rosendo su hermano hacían carboncillo en el bosque. Un día cobraron una deuda con un telar destartalado que Rosendo que era un manitas reparó y empezaron a tejer. Al cabo de unos años en San Bartomeu tenían más de 5 mil trabajadores entre directos e indirectos y proveían la ropa en la mayoría de ejércitos del mundo. Un día se le presentó un inspector de Hacienda en la fábrica y le quería clavar una multa ejemplar sin demasiados motivos ni conocimiento, más bien se trataba de darle un escarmiento. José le dijo, mire, llame a este teléfono y le dirán lo que debe hacer. El hombre llamó, al teléfono, se puso Manuel Fraga Iribarne. El inspector de Hacienda le contó lo que había al Ministro y Fraga le dijo: Mire, él ya le dirá lo que quiere pagar, usted lo acepta y no se acerque más. José le dijo, mire, que le parece si lo dejamos en seis millones de pesetas. Y el otro claro, lo aceptó.
Ya sé que esta anécdota no es demasiado ejemplar, pero Josep Puigneró tenía la empresa en una época en que lo que se pedía a los empresarios es que produjeran mucho, que crearan muchos puestos de trabajo y no tuvieran miramientos con temas fiscales o de contaminación. Unos problemas de contaminación que tuvo su Empresa, más que nada por una denuncia de un sindicalista despedido resentido, además, en la plana de Vic, ahora no lo sé, pero antes, cuando llovía, los purines bajaban arroyo abajo de todos los sitios.
En el año 1983 Hilados y Tejidos Puigneró suspendió pagos por causas diversas, una de ellas es que como servía tejido a varios ejércitos por cuenta del Gobierno, costaba mucho cobrar y claro, la caja se resentía. Desconozco si levantaron la suspensión de pagos y siguieron en otro nivel, hace mucho tiempo que he perdido el contacto, pero me ha parecido recurrente explicar estas dos historias para, más que limpiar el imagen de estos dos empresarios, que no soy nadie para hacerlo, si destacar que a veces las personas no son como pensamos o nos quieren hacer creer los 'nye nye' de turno.