No hace falta ser un ferviente partidario del señor Puigdemont, para que uno se dé cuenta de que las cosas no pueden seguir así. Un eurodiputado español no puede ser detenido en su jurisdicción, en función de criterios policiales inescrutables, de si viaja en coche o en avión, o de la interpretación que pueda darse a unas órdenes judiciales la vigencia ya no llegamos a comprender ni tan sólo los profesionales en la materia. Díganme, si viendo el debate entre el juez Llarena y la Abogacía del Estado sobre si está o no vigente la euroorden no se les cae el alma a los pies. Sugiero que se indulte a Puigdemont con la máxima urgencia y las más honrosas condiciones para el retorno.
En Cerdeña, el señor Puigdemont manifestó que España no deja pasar ninguna oportunidad de hacer el ridículo y, por mucho que pueda irritar tener que reconocerlo, esta vez tenía toda la razón. Como verán, lo que aquí importa no es el mayor o menor rédito político que el señor Puigdemont pueda obtener de esta serie de despropósitos, sino el mal que las instituciones del país se causan a sí mismas desde los albores de la internacionalización judicial del Proceso. Llarena con su indigencia le ha hecho un gran favor a Puigdemont, la ha sacado del pozo del olvido en que estaba y lo ha vuelto a poner en primera línea europea. Un sostenella y no enmendalla que empieza a resultar patético.
Indultar al Presidente, es la propuesta que hace modestamente Javier Melero, pero no lo acabo de entender, claro que no soy abogado, pero... ¿cómo se puede indultar a alguien que no ha sido juzgado y por tanto no ha sido condenado?. El Tribunal Supremo ha dictado multitud de sentencias ejemplares que se estudian en las facultades de Derecho de un buen número de países y ha hecho avanzar la legislación penal con una jurisprudencia de alta calidad técnica, pero en este caso no se como lo podrian hacer.
Dice Melero sobre Puigdemont: "me permito humildemente sugerir al Gobierno que le suelte con la máxima urgencia -lo cual es legalmente posible - y le ofrezca las más honrosas condiciones para el retorno". El señor Puigdemont podría dejar de comer mejillones en Chez Leon (excelentes, por cierto) y volver a Cataluña, donde lo recibiremos con alivio incluso los que posiblemente no le votarían ni en plena intoxicación etílica. Y yo ignorante como soy, no lo entiendo, si no ha sido juzgado ni condenado, ¿como se le puede indultar?, si acaso se podrían retirar los cargos que hay contra él, pero si Melero que es abogado y de los buenos dice que se le puede indultar legalmente, lo acepto en un acto de fe ciega y me apunto, pero sería de agradecer que nos explicara eso cómo se hace. Yo no lo entiendo pero lo acepto, pero me temo que Llarena ni lo entiende ni lo acepta. En resumidas cuentas y teniendo en cuenta que Puigdemont viene de Cerdeña, o sea de Italia, se podría decir que su caso es un maledetto imbroglio.
Un exceso de protagonismo para una persona que no se lo merece.
ResponderEliminarSaludos.
Un protagonismo que no necesita buscarlo, se lo da Llarena gratis.
ResponderEliminarSaludos.