PASAPORTE COVID



La imagen del pasaporte nos retrotrae irremediablemente a la presencia de la frontera; una frontera física y simbólica, que solo es posible cruzarla si se dispone de un certificado/pasaporte que acredite quiénes somos y establezca que se cumplen todos los requerimientos para poder cruzarla. La obligatoriedad de tener y enseñar el pasaporte covid para desarrollar una vida normal, al margen de su dimensión sanitaria, supone una limitación de la movilidad de las personas y, por lo tanto, de sus derechos. Este pasaporte proyecta en el imaginario de los ciudadanos la idea de que una nueva frontera social determinará quiénes pueden o no pueden cruzarla. La razón que impulsa esta medida es evitar la escalada de contagios y, con ello, no tener que decretar limitaciones de movilidad para toda la población. De hecho, no deja de ser uno más de los documentos que debemos llevar encima y enseñar a requerimiento, como el DNI, el Carnet de Conducir o el seguro del automóvil. De hecho la administración no habla de pasaporte sinó de Certificado digital UE, que en la era de los eufemismos es toda una matización. Además que un pasaporte sirve para viajar de un lugar a otro, no para entrar en un establecimiento.

En un momento avanzamos hacia una nueva ola de contagios que puede afectar a las Navidades, parece lógico que las autoridades sanitarias y políticas estudien esta posibilidad y la compartan con los ciudadanos para ver el grado de aceptación de dicha medida. Nadie quiere volver a la situación de hace un año, ahora que un 76,5% de la población está vacunada con la pauta completa y el 70% de los ingresados no están vacunados. Sin embargo, se debe ser prudente al aplicar una medida porque, una vez implantada, quedará establecida para futuras actuaciones en posibles escaladas de contagios de la covid. Hay que ser prudentes porque los que están vacunados con la pauta completa deberán ponerse dentro de pocos meses una tercera dosis para mantener su inmunidad. Esta circunstancia podría implicar que, durante un tiempo, su pasaporte covid quedara sin efecto. Aproximadamente unas 800.000 personas se verían afectadas por dicha medida, al no tener la dosis completa. Hay que ser prudentes porque el límite que se había autoimpuesto el Gobierno hasta ahora de no obligar a tener el pasaporte covid y así preservar la independencia individual quedaría sin efecto apelando al  interés general.

En el caso de de los que ya hemos recibido la tercera dosis de la vacuna, entiendo que la validez del pasaporte Covid es de un año. Pero si que es preocupante la situación de indefensión de estas 800 mil personas hasta que no reciban la tercera dosis. Veremos si la mevasalut.cat es capaz de encontrar una solución, una especie de prórroga o algo parecido, porqué de los contrario afectarían gravemente a la libertad de unos ciudadanos que a pesar de seguir todas las pautas disciplinadamente, se quedaran temporalmente con el culo al aire.

2 comentarios:

  1. Pues sí. De momento no lo necesitamos para movernos cerca de casa, pero nunca se sabe mañana qué dispondrán. Así que seguiremos esperando la tercera dosis.
    Un saludo.

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  2. A mi mujer y a mi, por edad, la tercera dosis nos la pusieron el miércoles, y este mediodía hemos ido a comer y en el restaurante ya nos han pedido el certificado Covid, por suerte me lo s bajé ayer por la noche, porqué la web de lamevasalut.cat estaba colapsada

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