EL CATALÁN DE LA ESCUELA

A veces no son necesarias muchas palabras para definir con claridad una situación determinada, sin grandilocuencias ni altercados innecesarios. Os dejo un fragmento de un artículo publicado en Ara de Jaume Funés: El catalán de la Escuela, la tozuda realidad.

.

"Al final de la escolarización, el reto educativo de hoy no es ni el catalán ni el castellano sino el gran déficit lector, el enorme vacío en la comprensión y las dificultades de expresión oral o escrita. Necesitamos jóvenes que lean, entiendan y utilicen bien las lenguas para ligar, continuar estudiando o entender la sociedad en la que están, enfadarse por si unas asignaturas deben estar en una lengua u otra es aceptar que la escuela debe funcionar por asignaturas. jueces debería ser: "No tenemos asignaturas, no utilizamos libros de texto, integramos materias y el alumnado busca en internet en la lengua que tenga la web; educamos a ciudadanas y ciudadanos que saben relacionarse, comunicarse y aprender en las lenguas de Cataluña”.

Seguir mirando las nubes y no la tierra que se moja es olvidar que la lengua de la escuela se ama cuando se ama la escuela. El alumnado puede amar el catalán si puede amar la escuela. Tenga en cuenta, tan sólo, en las diferencias entre la escuela infantil y la secundaria. Los pequeños aman, utilizan, tratan de dominar el catalán (aunque quizás no es la lengua de casa) porque es como habla la seño que se aman, el vehículo de su felicidad de aprendices. Vaya a mirar a la ESO y comprobará (salvando a los buenos amigos profes de catalán que lo hacen muy bien) que buena parte de las confrontaciones adolescentes con la escuela pasan por el catalán (o al menos este sirve de pararrayos). Odiar la escuela pasa por odiar su lengua. Como mínimo, habría que intentar manejar juntos una buena tutoría (un buen acompañamiento en clave adolescente) y el catalán.

Para acabar, ojalá sólo el 25%/ de las clases de los Insfitutos se dieran en castellano, si hay algunos en que los alumnos catalanes se pueden contar con los dedos de las dos manos. Al menos en los institutos de extrarradio. la mayoría son sudamericanos o marroquíes.