LA LEY DE GODWIN

La Ley de Godwin, también llamada Regla de Godwin de la analogía con los nazis es un adagio formulado por Mike Godwin en 1990. La ley propone el siguiente hecho: «A medida que una discusión crece, la probabilidad de que se produzca una comparación con los nazis o Hitler tiende a uno.» La Ley de Godwin es citada habitualmente a las discusiones online como un aviso contra el uso de retórica incendiaria, especialmente contra argumentos falaces de la forma reductio ad Hitlerum. La regla no dice si el uso de la comparación con los nazis o Hitler en cada caso concreto es adecuada, sólo afirma que es probable que ocurra. Precisamente debido a que una comparación así puede ser adecuada, Godwin ha argumentado que el sobreuso de estas comparaciones debería evitarse, porque saca fuerza a los usos legítimos. 

En el ámbito político catalán esta regla es también válida, aunque la probabilidad de comparación con los fascistas, franquistas o con Franco es también alta, por falta de estudios científicos que lo corroboren. Y en el ámbito político español la comparación de los líderes del proceso con Hitler y sus métodos es un recurso que emplean a menudo y con entusiasmo el presunto líder del Pp Pablo Casado o los resentidos de lo que queda de Ciudadanos, Ines Arrimadas, o el miserable de Carrizosa. Todos juntos pura basura política no reciclable.

El problema que tiene la ley de Godwin, es que sólo lo emplean los estúpidos, ya que debería aplicarse sólo cuando las comparaciones tienen sentido. Porque no sólo existió el Hitler tirano, que puso en marcha el sistema de asesinato más escalofriante y despiadado que haya conocido la historia. También existió un Hitler veterano de la I Guerra Mundial, antisemita enfermizo, antidemócrata, pintor frustrado, charlatán de cervecería, ignorado por casi todos. Este Hitler pudo haber sido el monstruo en el que se convirtió o simplemente un demagogo más al que tragó la historia. Éste es el problema de la ley de Godwin: que es capaz de detectar las comparaciones estúpidas, pero no las que pueden tener sentido. Como todos los demagogos, ese austriaco supo utilizar a su favor los miedos de una sociedad herida por la crisis en un mundo que cambiaba demasiado rápido. Y estas comparaciones sí tienen sentido. Y eso Trump lo ha sabido captar como nadie, y de rebote el resto de aprendices de brujo de tercera fila. 

2 comentarios:

  1. Lo del victimismo como método y buscar un enemigo común que canalice las iras de las masas en una dirección calculada es muy socorrido. Y no solo lo usan los nazis, también ultranacionalistas de todo tipo y condición. ¿Será todo fascismo? Miedo me dan las banderas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Decía Fuster que todas las banderas son igual de capciosas. Mejor fiarse del banderero que de los colores.

      Saludos.

      Eliminar