En un acto de soberbia del que me arrepiento, taché hace unos días de analfabetos digitales, a las personas mayores que tienen dificultades para conectarse digitalmente con la administración o la Banca. Aunque sea cierto, lo es también que nadie se ha preocupado de prepararlos, se han limitado a imponer una nueva manera de interactuar, y que cada uno se busque la vida como pueda. En su artículo en el diario.es, Pérez Ledo habla de Carmen, y de sus problemas con la Sanidad. Unos problemas que afectan a muchas Carmen, que ignorantes e ignoradas, después de años de darlo todo y más, ahora son menospreciadas por una administración indiferente a su problemática.
OBSOLESCENCIA SOCIAL PROGRAMADA - Jose A. Pérez Ledo
La brecha digital empieza a convertirse en un despeñadero que engulle insensiblemente a nuestros mayores. La Administración aleja a la población más vulnerable de sus propias ayudas con webs confusas e inaccesibles.
En algún momento, Carmen se descolgó del mundo. O, más bien, el mundo se descolgó de ella. No está muy segura de cuándo pasó. Hasta hace poco, se las arreglaba a las mil maravillas. Era capaz de hacer sus propias gestiones sin problema, y hasta le echaba una mano a sus amigas cuando se enredaban con algún trámite. Pero, de un tiempo a esta parte, todo ha empezado a volverse cada vez más complicado. Y eso que ella, a sus 78 años, no es manca precisamente. Trabajó media vida en una oficina, hasta la jubilación. Siendo una pipiola, se hizo un curso de taquigrafía cuando aquello era lo más. Todavía la usa de vez en cuando, para la lista de la compra o para anotar alguna cita en el calendario. Ahí se quedó ella, en la taquigrafía. Pero el mundo siguió girando. Y juraría que lo hace cada vez más deprisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario