Pero que nadie se preocupe, en los súpers hay de todo: si falta algún producto es por el acopio que hacen algunos absurdamente. Que estos transportistas mantengan su extorsión está mal, pero no amenaza con vaciar las despensas y los frigoríficos de los hogares. Puede que falten determinados productos en lineales de supermercados, aunque ni en todos ni en todas partes. En la gran mayoría de comercios hay de todo y en cantidad. En esta crisis ha habido un interés en generar caos, sobre todo para señalar al Gobierno, que cierto es no ha sido muy diligente. Y claro, el caos desencadena la histeria. Lo vimos con la covid. Como seres humanos, el miedo nos afecta y nos comportamos de manera irracional. A base de pasar por la televisión una y otra vez las mismas cuatro imágenes de estanterías vacías o de publicarlas con idéntica intensidad en las redes sociales se ha creado una alarma que no era tal y algunos han caído de bruces en la trampa.
Así se ha activado en los supermercados, un clásico del apocalipsis de la temporada: el efecto papel higiénico. Le tocó al aceite de girasol por Ucrania y estos días a la leche, los yogures y el arroz. No falta producto tanto por los transportistas sino porque hay ciudadanos que han hecho acopio sin motivo pues las grandes cadenas de distribución han negado el desabastecimiento. Lo que supone una amenaza es alguna gente, hasta el punto que se ha pedido a la población que controle su ansiedad acumuladora. Más que nada porque hará subir precios que por la disponibilidad de productos. Unos precios que ya han subido en algunos supermercados, pero no por culpa de la huelga, de Ucrania o de Putin, ¡No! han subido porqué hay aún mucha mentalidad de tendero de antes, de estos que tenían trucada la báscula, o ponían el papel grueso a la hora de pesar, e incluso disimuladamente se apoyaban un poco con su dedo en el plato de la báscula.
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