OCCUPIED UCRANIA



Esta guerra no es la guerra de Rusia, es la guerra de Putin, una guerra que se acabará, no sabemos cómo ni cuándo, pero se acabará, por supuesto. Pero esta guerra tiene unas realidades concretas que nos dan la imagen de estupor de los ciudadanos ucranianos que hace menos de una semana estaban tranquilamente en su casa, y hoy se ven en sótanos, carreteras, o fronteras, con sus equipajes, sus hijos que no entienden nada, que aún entienden menos lo que pasa. Por primera vez, muchos europeos, muchos españoles, ven que las guerras pueden afectarles, que están aquí, a cuatro horas de vuelo de Barcelona. Una guerra que no por prevista no esperada con esa crudeza, una guerra que parecía debía durar un par de días pero que se está alargando y resulta infructuosa. 
Hace menos de una semana toda esa gente estaba en su casa y hoy están en la intemperie más incierta. Esta idea debería calar en los izquierdistas de sofá y birra en la mano derecha mientras con la izquierda se rascan las gónadas. Pertenecen a esta parte de la sociedad que enfocan todos los asuntos como partidos de fútbol que no van con ellos, y su resolución en modo tertuliano para poder odiar, aplaudir o despotricar a diestro y siniestro, siempre desde la demagogia trasnochada de la izquierda, en esta guerra como en todas, no hay buenos ni dolientes, sólo víctimas en ambos bandos. Incluso los sujetos más abyectos, más tóxicos, encuentran explicaciones a su actitud, pero al mismo tiempo una sociedad adulta debe saber dónde se inscriben las líneas maestras de todos ellos y no perderse en divagaciones obsoletas. De acuerdo en que se han denunciado casos de racismo a la hora de huir del país. Los arios primero, porque tampoco es todo blanco o negro en esto. Y el racismo y el rechazo a las diferencias de color de piel, origen, o identidad sexual se dan tanto en la Rusia de Putin como en parte de la Ucrania de Zelenski.

Hay una serie Noruega en Movistar+ que valdría la pena volver a visionar. En un futuro cercano, el petróleo sigue siendo la principal fuente de energía. EEUU es autosuficiente mientras que los países del Golfo no paran de guerrear y Europa se abastece gracias a Noruega. El nuevo gobierno noruego, concienciado con la amenaza del cambio climático, decide dejar de explotar los combustibles fósiles y desarrollar el "torio", una nueva forma de energía limpia. Presionados por la Unión Europea ante la amenaza de una crisis energética, Rusia inicia un empleo pacífico para garantizar que la producción siga adelante, con la promesa de retirarse una vez logrado su objetivo. Mientras la bandera rusa ondea en el parlamento noruego, políticos, periodistas y ciudadanos deben elegir si colaborar o resistirse. "Occupied (Okkupert)" es la serie más cara de la historia de la televisión noruega hasta la fecha y ha creado polémica en Europa por controvertida y polémica. Supuso un escándalo para Noruega, causó protestas de la diplomacia rusa y artículos de prensa en medio mundo (el embajador mostró preocupación por la imagen de Rusia como agresor y el parecido con el empleo de Crimea en el 2015). Curiosamente el primer ministro Noruego, huye del país y va a parar a... Bruselas. Y de eso Borrell no tiene ninguna culpa. Occupied es una distopía basada en una idea original del novelista Jo Nesbo, uno de los principales escritores de novela negra y superventas en España. Y a mí que el argumento de Occupied me remite y mucho a las recientes amenazas de Putin en Finlandia y Suecia. Si tenéis movistar+, védla.

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