DE FIRMAR LIBROS


He querido recuperar este escrito hace años a raíz de la diada de Sant Jordi del próximo sábado. lamentablemente los dos escritores que estaban conmigo ya han traspasado, eran escritores y amigos y Sant Jordi ya no es lo mismo, pero el espectáculo debe continuar, que de eso se trata, que en eso se ha convertido Sant Jordi. Hay que hacer caso a Sánchez Piñol que el día de san Jordi en vez de firmar libros se queda en casa escribiendo. Y es que Como él dice, Sant Jordi es un gran día... si no eres escritor. Ramón Folch y Camarasa, lo resumía muy bien en el 'Manual del perfecto escritor mediocre'.
Este escrito en principio debería publicarse el próximo sábado, pero como de lo que se trata es de prevenir a los escritores noveles y mediocres en general del calvario que les espera, lo publico hoy. Avisados están...

"Una advertencia si usted es escritor novel, no vaya nunca a una firma de libros (hágame caso), puede coger una depresión de caballo, y menos aún por Sant Jordi. Dicho esto, vamos a mi caso. Por Sant Jordi del año 2001 presentaba "El Marmessor de la Ignorancia", había salido una pequeña reseña en el Diario de Sabadell el día anterior y por megafonía iban anunciando de vez en cuando que yo estaba allí para firmar mi libro.
A mi lado tenía Lluís Subirana, y junto a él Ton Creus y más abajo Ibáñez el de Mortadelo. Había avisado a todos los que podía avisar que estaría en la plaza del Ayuntamiento firmando el libro por la tarde, pero no debía avisar muy bien o el personal se hizo el despistado. Lluís y Ton firmaron bastantes ejemplares de sus libros y Ibáñez ya os podéis imaginar la cola que tenía formada ante sí. Y yo allí viendo como pasaba la gente, y cuando parecía que alguien se acercaba, a última hora iba parar al compañero de al lado, y yo como un "capullo" de brazos cruzados sin que viniera nadie.
Entonces cuando ya me estaba angustiando apareció Montse que de hecho ya lo tenía firmado de dos o tres días antes, mi padre, el Santiago, que también lo tenía firmado y Domènec Vila.... este lo que hacía era venir a que le firmara el libro, se iba y a los veinte minutos volvía, o sea que su libro llevaba tres o cuatro dedicatorias, pero al menos daba una cierta sensación de movimiento. Mientras tanto a Ibáñez le debía doler la muñeca de tanto firmar. En resumen que me frustró mucho, más que nada por que iba por primera vez.
A pesar del consejo que os he dado, dos años más tarde, al publicar "Fins que cal dir-se adèu" volví a reincidir y también a coincidir con Lluís Subirana y Ton Creus, pero esta vez iba ya preparado, o mejor dicho resignado, y aún así fue un poco mejor que la primera, firmé diez o doce ejemplares, que vista la primera experiencia fue todo un éxito. O sea que ya lo sabéis escritores noveles o mediocres, negaros firmemente a ir a firmar libros por más que os lo pidan los editores, si así lo hacéis me lo agradeceréis. Y eso que estaba avisado... aquí

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