Desde hace tiempo, la Associació de Càmpings de la Costa Daurada i les Terres de l’Ebre reclama soluciones para el problema que tienen los que están al lado de la vía del tren: cuando los convoyes pasan hacen ruido y eso molesta a los campistas. Hace más de diez años que piden al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) que estudie qué medidas se pueden aplicar. ¿Barreras acústicas, quizá? Adif no dice ni mu, pasa el tiempo y cada vez hay más convoyes y más largos, y la cosa irá a más.

La Coordinadora del Movimiento Vecinal del Vallès reclama que se restrinja el uso del aeropuerto de Sabadell tan sólo a los servicios de emergencias y no se lleve a cabo ninguna otra práctica no esencial.

El colectivo denuncia que la actividad aeroportuaria ha crecido y considera que supone un peligro, por lo que apuestan por que permanezcan servicios como los de los bomberos o los diferentes cuerpos policiales presentes en el aeropuerto, pero que no se haga un uso vinculado al ocio.

Una situación parecida me lleva a pensar en la de aquellos ciudadanos que un buen día se compraron una casa en Gavà Mar y años después se quejan de que los aviones que aterrizan en el aeropuerto Josep Tarradellas- Barcelona-El Prat-La Ricarda les pasan por encima, con un ruido molesto. Pero es que resulta que el aeropuerto en cuestión existe desde comienzos del siglo XX, i el de Sabadel desde 1936. Si no les roco un piso o una casa en el precio Justo, o se olvidaron el sonotone en casa, ya sabían que había ruido y que, a medida que el aeropuerto creciese, habría más. Y con los que instalaron campings al lado de las vías del tren, sucede exactamente lo mismo. Además, recuerdo haber leído que una de las urbanizaciones que más se quejan del Aeropuerto del Prat, en su día era ilegal, no podían haberse construido donde está, pero que hacía tiempo se había legalizado para evitar mañes mayores , razón de más para que no protesten.

Estamos donde siempre, queremos trenes, aviones, aeropuertos, pero no en nuestra casa sino en la del vecino. El caso más paradigmático ya lo he contado en alguna ocasión. Se trata de un caso que se produjo en Alicante hace años. En un barrio bastante degradado que había entrando en la ciudad a mano derecha (San Juan creo se llamaba) la droga campaba a sus anchas y los vecinos, gente humilde, llevaban meses y meses haciendo manifestaciones y caceroladas pidiendo un centro para atender y ayudar a los drogodependientes. Tanto y tanto dieron la juerga que finalmente el ayuntamiento decidió ponerles el centro que pedían en el barrio. Como ya habéis intuido, los propios vecinos siguieron haciendo manifestaciones y caceroladas en señal de protesta..., el centro lo querían, pero no en su barrio, sino en otro.