Esos céntimos que te sobraban del desayuno y acababan en el vasito de las propinas… Parece que hable de otros tiempos, pero antes de la pandemia, esas pequeñas cantidades extra iban incluidas en el 'pack'. Te tomabas una cerveza y dejabas esa moneda de 5 céntimos en la barra. Café, bikini y moneda de 20 céntimos para la casa. Ahora ya no. El plástico está aniquilando la sana costumbre de dejar los pequeños sobrantes de calderilla en manos de los camareros.
Y no parece que haya vuelta atrás. Cada vez pagamos más con la tarjeta, y no llevamos no ya calderilla, sinó efectivo encima. Sucede que los comercios en general andan con dificultades con el cambio al haber cerrado muchas oficinas bancarias, por lo que en este sentido cobrar con la tarjeta para ellos es una ayuda, sobre todo los que no reciben propinas.
Quizás habría que implementar en el ámbito de la restauración la propina obligatoria que ya existe en algunos países, o que el sueldo de los empleados hiciera que no necesitaran de estas propinas para vivir con dignidad
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