Feijóo llegó a la presidencia del PP tras defenestrar a Pablo Casado, en olor de multitudes, permitiéndose presumir de tener un amigo sindicalista, reivindicando el centro y el “bilingüismo cordial”. Sin que nadie dudara por un segundo, tras ser entronizado como gran esperanza del partido, que tendría margen de sobra para acabar con el bloqueo del CGPJ que después ha mantenido, despojando la intención de controlar la orientación de la Justicia.
Todo ello se ha esfumado, incluidos algunos puntos en las encuestas y buena parte de la transferencia de voto del PSOE al PP, según ya indican algunas encuestas y los buenos conocedores de sus tripas.
Hay dos opciones. La primera es que, efectivamente, estemos presenciando el golpe de Estado permanente que no se cansa de denunciar a la derecha más dura, siempre desde sus intactas posiciones de poder. Que la Catalunya cuyas calles quemaron hace muy poco esté a punto de convertirse en un Estado independiente o de ser escenario del estallido de una guerra civil. Que España se rompa, se acabe, no aguante más. Por eso, en la semana de los Presupuestos, el principal partido de la oposición tenga que relegar por sentido de Estado algo tan poco importante como la economía de los españoles para recurrir a los clásicos: Cataluña, terrorismo y la ilegitimidad de izquierda para gobernar.
La segunda posibilidad es que todo sea cartón piedra y nadie se tome de verdad Feijóo. Es más, ni él mismo, en primer lugar. Y que todo se trate de una pantomima ensayada, dentro de eso que algunos llaman “relato”, que imperdonablemente justifica como un recurso retórico las mayores barbaridades si están al servicio de una táctica electoral, despojando las palabras de su verdadero significado . De este modo, 'tocaba' decir que España vive “la mayor pesadilla que ha vivido nunca”. No es algo personal. No se lo tome tan a pecho. Es necesario entenderlo.
El verdadero problema de Feijóo es el mismo que tuvo Casado: la dificultad para liderar, una palabra que, según dijo Felipe González en su día, significa “hacerse cargo del estado de ánimo de la gente”. Su verdadero problema es la incapacidad para poner sobre la mesa un proyecto creíble y autónomo frente a poderes mediáticos, empresariales y rivales internos.
Pues bien, diría que en el caso del personaje, es ir de Guatemala a Guatepeor, o quizás es la persona indicada, es muy fantxenda y bastante ignorante, dos de los requisitos imprescindibles para aspirar al cargo.... véase sino un leve esbozo del mismo individuo...
Y es que a Feijóo, el cambio de Galicia por Madrid se le ha atragantado, no se sabe mover con soltura por la "Villa y Corte", más bien se arrastra y va perdiendo empuje plancha tras plancha... El lunes en el Senado dio una muestra más al recriminar a Sánchez que los representantes de Podemos no asistieran a las sesiones del Senado. Claro, no van porque Podemos no tiene ningún representante en el Senado, y eso que en el Madrid político lo sabe todo el mundo, él lo desconocía, y supongo que sus asesores también, eso, o que trabajan por Ayuso. En tres días confundió la prima de riesgo con el tipo de interés; dando mal, ya la baja, la cifra de afiliados a la Seguridad Social y criticando que Bruselas no hubiera aprobado la excepción ibérica quince minutos después de que ésta lo hiciera.

Más ejemplos del personaje.

"El presidente de la Xunta se insinúa a una joven actriz durante una cena con jóvenes simpatizantes del PP gallego: "Voy a ser breve porque he quedado con María" - Publico.es"Fue en una cena con juventudes del Pp, y se hizo el farol como un joven enamorado. Todo un personaje Alberto Núñez Feijóo del que he recuperado esta anécdota durante la campaña electoral en las últimas Gallegas, que no se sabe muy bien porque le llevaron a la presidencia de la Xunta. La tradición de ignorancia de los políticos del Pp en Galicia viene de lejos, más abajo encontrareis una conocida del que era Conselleiro de Cultura.

Alberto Núñez Feijóo (Ourense, 1961), candidato del PP a la presidencia del Gobierno.

Alberto Núñez Feijóo ha protagonizado uno de los momentos singulares de la campaña en Galicia. El candidato, que durante la primera parte de la carrera electoral no se cansó de recordar sus orígenes rurales, y que se presenta como quien mejor puede defender los intereses de la Galicia interior, visitó una explotación ganadera el pasado 19 de febrero. Mientras paseaba con el granjero, le preguntó por qué todas las vacas tenían nombre de mujer. La respuesta del granjero fue la más evidente: "Porque son todas vacas". La anécdota la utilizaron Touriño y Zapatero en el mitin que ofrecieron juntos en Vigo, en el que instaron al candidato del PP a "volver a la escuela" para aprender a diferenciar "entre vacas y toros".

Esta anécdota la publiqué en Collonades, pero me ha hecho venir a la memoria una aún mejor: En 2004 en plena promoción del Xacobeo celebraban un festival musicales de verano, y el Consejero de Cultura del Pp de la Xunta de Galicia, el Señor Xesús Pérez Varela fue de los primeros en ir de compras las entradas en la taquilla para dar ejemplo. A preguntas de los periodistas sobre que le parecía que el festival se abriera con Carmina Burana, ante su estupefacción contestó:
"Carmina Burana e una gran cantante Galega"
i aqui teneis la grabación que prueba la incultura del Conselleiro de Cultura de la Xunta de Galicia del Pp.

Mi padre me contaba otra anécdota que él atribuía a Santiago Rusiñol, pero que le he escuchado en varias versiones atribuidas a otros.
En tiempos de la República y en plena campaña política, un aspirante a diputado fue a hacer campaña a un pueblo de Lleida de la zona de secano. En un mitin arenga encendido, hacia el final después de prometerlo casi todo, inflamado les dijo: ¡Y también os haremos un puente!
Entonces uno de los de primera fila le dijo: ¡Oiga! que aquí en el pueblo no tenemos río, ¡Pues también os haremos un río! contestó, y se quedó tan ancho.
De hecho por la boutade bien podría ser de Rusiñol, de quien por cierto dicen no es verdad la anécdota de los duros a cuatro pesetas, y se non è vero è ben trovato.
 He puesto el título del escrito en inglés, porque el hombre no le habla y no puede molestarse por alguna de las cosas que haya escrito. Por cierto, para ser Presidente del Gobierno, en España, debería ser obligatorio hablar inglés.